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JUAN 5:16-47

JUAN 5:16-47 RV2020

Por esto, porque hacía estas cosas en sábado, los judíos perseguían a Jesús e intentaban matarle. Jesús les decía: —Mi Padre no ha cesado hasta ahora de trabajar y yo también trabajo. Estas palabras sirvieron para que los judíos aún con mayor empeño trataran de matarlo, pues no solo quebrantaba el sábado, sino que también decía que Dios era su propio Padre y, de este modo, se hacía igual a Dios. Les respondió entonces Jesús: —Os aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo. Él hace únicamente lo que ve hacer al Padre. Lo que hace el Padre, eso hace también el Hijo, porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él hace y le mostrará obras mayores que estas de modo que vosotros mismos quedaréis maravillados. Como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así el Hijo da también vida a los que quiere, porque el Padre no juzga a nadie; todo el poder de juzgar se lo dio al Hijo para que todos le honren como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió. Os aseguro que quien oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no será condenado, sino que ha pasado de muerte a vida. Igualmente os aseguro que llega el tiempo, en realidad ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. El Padre tiene vida en sí mismo y ha concedido al Hijo el tenerla en sí mismo también. Además, le dio autoridad de juzgar, porque es el Hijo del Hombre. No os asombréis de esto, porque llegará el momento cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán. Quienes hicieron lo bueno, para resurrección de vida; mas quienes obraron mal, para resurrección de condenación. Yo no puedo hacer nada por mí mismo. Yo juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco hacer mi voluntad, sino hacer la voluntad del que me envió, del Padre. Si yo testificase acerca de mí mismo, mi testimonio carecería de valor. Es otro el que da testimonio de mí, y sé que el testimonio que da es verdadero. Vosotros enviasteis a unos mensajeros a Juan y él dio testimonio de la verdad. Y no es que yo tenga necesidad de testimonios humanos; si digo esto, es para que vosotros seáis salvos. Juan era como una antorcha encendida que alumbraba; y vosotros estuvisteis dispuestos a alegraros por algún tiempo con su luz. Pero yo tengo un testimonio más grande que el de Juan: las obras que el Padre me dio para que cumpliera, que son las mismas que yo hago, dan testimonio de mí, y de que el Padre me ha enviado. También ha dado testimonio de mí el Padre que me envió, pero jamás habéis oído su voz ni habéis visto su aspecto ni habéis acogido su palabra en vosotros porque no creéis a quien él ha enviado. Escudriñáis las Escrituras, pensando que en ellas tenéis la vida eterna y, precisamente, son las Escrituras las que dan testimonio de mí. Sin embargo, no queréis venir a mí para tener vida. No busco la gloria humana, pero os conozco: y sé que el amor de Dios no habita en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre y no me aceptáis, pero si otro viniera en su propio nombre, a ese sí lo aceptaríais. ¿Cómo vais a poder creer, si estáis recibiendo honores los unos de los otros y no buscáis el honor que viene del Dios único? No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre. Quien os acusa es Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Él escribió acerca de mí; por eso, si creyerais a Moisés, también me creeríais a mí. Pero si no creéis lo escrito por él, ¿cómo vais a creer mis palabras?

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