JOB 28:1-28
JOB 28:1-28 RV2020
Ciertamente, la plata tiene sus vetas, y el oro, lugar donde se refina. El hierro se saca del polvo, y de la piedra se funde el cobre. Los hombres ponen término a las tinieblas, lo examinan todo perfectamente, hasta las piedras que hay en la oscuridad y en sombra de muerte. Abren minas lejos de lo habitado, en lugares olvidados donde nadie pone el pie. Allí están suspendidos, balanceándose lejos de los demás hombres. De la tierra proviene el pan, pero su interior es caliente como si ardiera en fuego, y en ella hay lugar donde las piedras son zafiro y el polvo es de oro. Es una senda que nunca la conoció ave ni ojo de buitre la vio; que nunca pisaron animales fieros ni león recorrió. El ser humano pone su mano en el pedernal y trastorna de raíz los montes. En los peñascos abre corrientes de aguas, y sus ojos ven todo lo preciado. Detiene los ríos en su nacimiento y saca a la luz lo escondido. Mas, ¿dónde se halla la sabiduría? ¿Dónde se encuentra el lugar de la inteligencia? Nadie sabe su valor, pues no se encuentra en este mundo. El abismo dice: «No está en mí», y dice el mar: «Tampoco está conmigo». No se dará a cambio de oro ni su precio será a peso de plata. No puede ser pagada con oro de Ofir, con ónice precioso ni con zafiro. No se le pueden comparar el oro ni el diamante, ni se la cambiará por alhajas de oro fino. ¿Y qué decir del coral o de las perlas? ¡La sabiduría vale más que las piedras preciosas! No se iguala con ella el topacio de Etiopía, ni puede pagarse con oro fino. ¿De dónde, pues, procede la sabiduría y dónde se encuentra el lugar de la inteligencia? ¡Encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo le es oculta! El Abadón y la muerte dicen: «Su fama ha llegado hasta nuestros oídos». Dios es quien conoce el camino de ella, y sabe dónde está su lugar, porque él observa hasta los confines de la tierra y ve cuanto hay bajo los cielos. Al darle peso al viento y fijar la medida de las aguas; al darle ley a la lluvia y camino al relámpago de los truenos, ya entonces la vio él y la puso de manifiesto, la preparó y también la escudriñó. Y dijo al ser humano: «El temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia».