LUCAS 16:14-31
LUCAS 16:14-31 RV2020
Los fariseos, que eran avaros, oían también todas estas cosas y se burlaban de Jesús. Entonces les dijo: —Vosotros sois los que os hacéis pasar por justos delante de los demás, pero Dios conoce vuestros corazones. Considerad que lo que la gente tiene por sublime es repugnante delante de Dios. La ley y los profetas llegan hasta Juan. Desde entonces es anunciado el reino de Dios y todos se esfuerzan por entrar en él. Más fácil es que dejen de existir el cielo y la tierra que se pierda una sola coma de la ley. Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa con la repudiada, también comete adulterio. Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino fino y cada día celebraba un espléndido banquete. A su puerta se tendía Lázaro, un mendigo lleno de llagas. Lázaro ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las llagas. El mendigo murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue sepultado. Estando el rico en el Hades padeciendo los tormentos, alzó sus ojos y vio de lejos a Abrahán y a Lázaro en su regazo. Entonces clamó: «Padre Abrahán, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy sufriendo lo indecible en medio de esta llama». Mas Abrahán le dijo: «Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida y Lázaro recibió males. Ahora, Lázaro goza de consuelo aquí, y a ti te toca sufrir. Además, entre nosotros y vosotros se abre una sima infranqueable, de modo que nadie puede ir a vosotros desde aquí, ni desde ahí puede venir nadie hasta nosotros». El rico respondió: «Te ruego, pues, padre, que lo envíes a mi casa paterna para que hable a mis cinco hermanos, a fin de que no vengan también ellos a este lugar de tormento». Abrahán le dijo: «Ellos ya tienen lo que han escrito Moisés y los profetas. ¡Que los escuchen a ellos!». Él replicó: «No lo harán, padre Abrahán. Pero si alguien de entre los muertos va a ellos, sí se arrepentirán». Pero Abrahán le dijo: «Si no atienden a Moisés y a los profetas, tampoco los persuadirá el hecho de que alguno se levante de entre los muertos».