NÚMEROS 14:5-24
NÚMEROS 14:5-24 RV2020
Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel. Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos y dijeron a toda la congregación de los hijos de Israel: —La tierra que recorrimos y exploramos es tierra muy buena. Si el Señor se agrada de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra el Señor ni temáis al pueblo de esta tierra, pues vosotros los comeréis como pan. Su amparo se ha apartado de ellos y el Señor está con nosotros: no los temáis. Entonces toda la multitud propuso apedrearlos. Pero la gloria del Señor se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel. Y el Señor dijo a Moisés: —¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos? Voy a herirlos de muerte y los voy a destruir, y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos. Pero Moisés respondió al Señor: —Lo oirán luego los egipcios, de en medio de los cuales sacaste a este pueblo con tu poder, y se lo dirán a los habitantes de esta tierra, quienes han oído que tú, Señor, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara le aparecías tú, Señor, y que tu nube estaba sobre ellos, que de día ibas delante de ellos en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego. Si haces morir a este pueblo como a un solo hombre, las gentes que hayan oído tu fama dirán: «El Señor no pudo introducir a este pueblo en la tierra que había jurado darle; por eso los ha matado en el desierto». Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo prometiste al decir: «El Señor es tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la maldad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable, pues castiga el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y la cuarta generación». Perdona ahora la maldad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, como lo has venido perdonando desde Egipto hasta aquí. Entonces el Señor dijo: —Yo lo he perdonado, conforme a tu dicho. Pero tan ciertamente como que yo vivo, y que mi gloria llena toda la tierra, que ninguno de los que vieron mi gloria y las señales que hice en Egipto y he hecho en el desierto, los que me han tentado ya diez veces y no han oído mi voz, verá la tierra que juré dar a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá. Pero a mi siervo Caleb, por cuanto lo ha animado otro espíritu y ha decidido ir detrás de mí, yo lo haré entrar en la tierra donde ha estado, y su descendencia la tendrá en posesión.