PROVERBIOS 31
31
X. Palabras del rey Lemuel (31.1-9)
1Palabras del rey Lemuel: profecía con que lo instruyó su madre.
2¿Qué decirte, hijo mío, hijo de mi vientre?
¿Qué decirte, hijo de mis anhelos?
3No des tu fuerza a las mujeres,
ni tus caminos a las que destruyen a los reyes.#Dt 17.17.
4No es digno de reyes, Lemuel,
no es digno de reyes beber vino,
ni de príncipes darse a la sidra;
5pues quizá al beber olviden la ley
y perviertan el derecho de todos los afligidos.
6Dad la sidra al desfallecido
y el vino al de ánimo amargado:
7que beban, que se olviden de su necesidad
y no se acuerden más de su miseria.#20.1+.
8Abre tu boca en favor del mudo;
defiende la causa de todos los desvalidos.
9Abre tu boca, juzga con justicia
y defiende la causa del pobre y del menesteroso.#16.10+; Sal 72.2-4,12-14.
XI. Elogio de la mujer virtuosa (31.10-31)
Poema a la mujer valiente#14.1.
10Mujer valiente, ¿quién la hallará?
Su valor sobrepasa largamente al de las piedras preciosas.
11El corazón de su marido confía en ella
y no carecerá de ganancias.
12De ella recibe el bien y no el mal
todos los días de su vida.#12.4; 18.22+.
13Ella busca la lana y el lino,
y trabaja gustosamente con sus manos.
14Es como la nave del mercader,
que trae su pan desde lejos.
15Mientras es aún de noche, se levanta
para dar la comida a su familia
y la ración a sus criadas.
16Considera la heredad y la compra,
y con sus propias manos planta una viña.
17Se arremanga con decisión
y trabaja con energía.
18Ve que van bien sus negocios;
su lámpara no se apaga de noche.
19Aplica sus manos a la rueca
y sus dedos manejan el huso.
20Alarga su mano al pobre;
extiende sus manos al menesteroso.
21No teme por su familia cuando nieva,
porque todos los suyos van bien abrigados.
22Ella se teje los tapices,
y de lino fino y de púrpura es su vestido.
23Su marido es conocido en las puertas de la ciudad,
cuando se sienta con los ancianos del país.
24Teje telas y las vende,
y provee de cintas al mercader.
25Fuerza y honor son su vestidura,
y se ríe de lo por venir.
26Abre su boca con sabiduría
y la ley de la clemencia está en su lengua.
27Está atenta a la marcha de su casa
y no come el pan de balde.
28Sus hijos se levantan y la llaman dichosa,
y su marido también la alaba:
29«¡Muchas mujeres han hecho el bien,
pero tú las sobrepasas a todas!».
30Engañosa es la gracia y vana la hermosura,
pero la mujer que teme al Señor, esa será alabada.
31¡Ofrecedle del fruto de sus manos,
y que en las puertas de la ciudad la alaben sus hechos!
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Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera (1602). Revisiones anteriores con la participación de Sociedad Bíblica de España: 1862, 1909, 1960 y 1995.