SALMOS 36:1-12
SALMOS 36:1-12 RV2020
La maldad del impío me dice al corazón: «No hay temor de Dios delante de sus ojos». Se jacta, por tanto, ante sus propios ojos, de que su maldad no será hallada y aborrecida. Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; ha dejado de ser sensato y de hacer el bien. Maquina maldades en su cama, se aferra al mal en camino, no rechaza la maldad. Señor, hasta los cielos llega tu misericordia y tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Tu justicia es como los altos montes; tus juicios, abismo grande. Tú, Señor, cuidas de hombres y animales. ¡Cuán preciosa, Dios, es tu misericordia! ¡Por eso los seres humanos se amparan bajo la sombra de tus alas! Serán completamente saciados de la grosura de tu Casa y tú les darás de beber del torrente de tus delicias, porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz. Extiende tu misericordia a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón. No me golpee con su pie el soberbio ni me mueva la mano del impío. Allí cayeron los malhechores; ¡fueron derribados para no levantarse jamás!