SOFONÍAS 3:1-20
SOFONÍAS 3:1-20 RV2020
¡Ay de la ciudad rebelde, contaminada y opresora! No escuchó la voz ni recibió la corrección; no confió en el Señor ni se acercó a su Dios. Sus príncipes son, en medio de ella, leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan ni un hueso para la mañana. Sus profetas son altaneros, hombres fraudulentos; sus sacerdotes han contaminado el santuario, han falseado la ley. El Señor es justo en medio de ella, no cometerá iniquidad; cada mañana, al despuntar el día, emite sin falta su juicio; pero el perverso no conoce la vergüenza. Hice destruir naciones, sus habitaciones están asoladas; he dejado desiertas sus calles hasta no quedar quien pase. Sus ciudades han quedado desoladas, no ha quedado ni un solo habitante. Me decía: «Ciertamente me temerá, recibirá corrección y no será destruida su morada cuando yo la visite». Mas ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos. Por tanto, esperadme, dice el Señor, hasta el día en que me levante para juzgaros, porque mi determinación es reunir a las naciones, juntar a los reinos para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira, hasta que el fuego de mi celo consuma toda la tierra. En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre del Señor, para que le sirvan de común consentimiento. Desde más allá de los ríos de Etiopía, mis hijos dispersos, los que me suplican, acudirán a presentarme sus ofrendas. En aquel día no serás avergonzada por ninguna de las obras con que te rebelaste contra mí, porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en tu soberbia, y nunca más te ensoberbecerás en mi santo monte. Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no hará injusticia ni dirá mentira, ni en boca de ellos se hallará lengua engañosa, porque ellos serán apacentados y reposarán, y no habrá quien los atemorice. ¡Canta, hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, Israel! ¡Gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha retirado su juicio contra ti; ha echado fuera a tus enemigos. El Señor es Rey de Israel en medio de ti; no temerás ya ningún mal. En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: «¡No temas, Sion, que no se debiliten tus manos!». El Señor está en medio de ti; ¡él es poderoso y te salvará! Se gozará por ti con alegría, callará de amor, se regocijará por ti con cánticos. Como en día de fiesta apartaré de ti la desgracia; te libraré del oprobio que pesa sobre ti. En aquel tiempo me ocuparé de todos tus opresores; salvaré a la oveja que cojea y recogeré a la descarriada. Cambiaré su vergüenza en alabanza y renombre en toda la tierra. En aquel tiempo yo os traeré; en aquel tiempo os reuniré, y os daré renombre y fama entre todos los pueblos de la tierra, cuando ponga fin a vuestro cautiverio ante vuestros propios ojos, dice el Señor.