1 CORINTIOS 14:1-25
1 CORINTIOS 14:1-25 DHHE
Procurad, pues, tener amor, y al mismo tiempo aspirad a que Dios os conceda los dones del Espíritu, especialmente el de profecía. Quien habla en lenguas extrañas habla a Dios y no a la gente, pues nadie lo comprende. En su espíritu dice cosas secretas, pero nadie las entiende. En cambio, el que comunica mensajes proféticos edifica espiritualmente a la comunidad, y la anima y la consuela. El que habla en una lengua extraña se edifica a sí mismo, pero el que comunica mensajes proféticos edifica a la iglesia. Yo querría que todos hablarais en lenguas extrañas, pero prefiero que comuniquéis mensajes proféticos. Esto es mejor que hablar en lenguas, a menos que se interprete su significado para edificación de la iglesia. Por eso, hermanos, de nada os aprovecharía que yo os visitara y os hablase en lenguas extrañas en vez de hablaros de lo que Dios nos revela o del conocimiento de la verdad, o en vez de comunicaros algún mensaje profético o alguna enseñanza. Si los instrumentos musicales, como la flauta o el arpa, no tuvieran timbres diferentes, no podrían distinguirse unos de otros. Y si la trompeta no diera sus toques con claridad, nadie se prepararía para la batalla. Lo mismo sucede con vosotros: si no usáis vuestra lengua para pronunciar palabras que se puedan entender, ¿cómo va a saberse lo que estáis diciendo? ¡Estaréis hablando a las paredes! Hay muchos idiomas en el mundo, y ciertamente todos tienen sentido; pero si no conozco el significado de las palabras seré un extranjero para el que me habla, y él será un extranjero para mí. Por eso, ya que ambicionáis dones del Espíritu, procurad poseer en abundancia aquellos que ayudan a la edificación de la iglesia. Por lo tanto, el que habla en lengua extraña pídale a Dios que le conceda también el don de interpretarla; pues si yo oro en una lengua extraña, ciertamente estoy orando con mi espíritu, pero mi entendimiento no participa. ¿Qué, pues, debo hacer? Debo orar con el espíritu, pero también con el entendimiento; debo cantar con el espíritu, pero también con el entendimiento. Porque si tú alabas a Dios solamente con el espíritu y una persona no instruida te escucha, no podrá unirse a ti en tu acción de gracias pues no entenderá lo que dices. Tu acción de gracias podrá ser muy buena, pero no ayudará a la edificación del otro. Doy gracias a Dios porque hablo en lenguas extrañas más que todos vosotros; pero en la iglesia prefiero decir cinco palabras que se entiendan y sirvan para enseñar a otros, que decir diez mil palabras en lengua extraña. Hermanos, no penséis como niños. Sed como niños en cuanto al mal, pero adultos en vuestro modo de pensar. En el libro de la ley está escrito esto que dice el Señor: “Hablaré a esta nación en lenguas extrañas y por boca de extranjeros, pero ni aun así me harán caso.” De modo que el hablar en lenguas es una señal para los incrédulos, no para los creyentes; pero el comunicar mensajes proféticos es una señal para los creyentes, no para los incrédulos. Porque cuando la iglesia se encuentra reunida, si todos están hablando en lenguas y entra un simple oyente, o un incrédulo, pensará que os habéis vuelto locos. En cambio, si todos están comunicando mensajes proféticos y entra un incrédulo, o un simple oyente, se convencerá de su pecado y se examinará a sí mismo al oir lo que todos dicen. Así quedará al descubierto lo más profundo de su corazón, y adorará de rodillas a Dios y reconocerá que Dios está verdaderamente entre vosotros.