1 SAMUEL 3
3
El Señor llama a Samuel#3.1–4.1a Las tradiciones relativas al nacimiento y la infancia de Samuel culminan con esta hermosa narración, que presenta algunos puntos de contacto con otros relatos de vocación (tales como Ex 3.1-12; Jue 6.11-21; Is 6; Jer 1.4-10; Ez 1.1–3.11). El Señor llama a Samuel y le revela su palabra, y así comienza una nueva era en la historia de Israel: el joven que actuaba bajo las órdenes del sacerdote Elí (cf. 1 S 2.11,18) se convierte en el heredero de su autoridad y en profeta para todo el pueblo (3.20). Con la presencia de este nuevo mediador, se reabre la comunicación entre el Señor e Israel, largamente interrumpida por la indignidad de los hijos de Elí (cf. el cambio de situación descrito en los vs. 1 y 21).
1El joven Samuel seguía sirviendo al Señor bajo las órdenes de Elí. En aquella época era muy raro que el Señor comunicara a alguien un mensaje; no era frecuente que alguien tuviera una visión.#3.1 La palabra visión, en este contexto, no se refiere exclusivamente a las visiones proféticas en sentido estricto (cf. 1 R 22.17,19; Is 6.1,5), sino a la revelación de Dios en general, cualquiera que sea el medio a través del cual el Señor comunica su mensaje (cf. Sal 89.19). La poca frecuencia de las revelaciones era una señal de desaprobación por parte del Señor (Sal 74.9; Lm 2.9; Ez 7.26; Am 8.11-12), así como sus reiteradas manifestaciones eran consideradas una señal de favor y aprobación (Os 12.10). 2Pero un día Elí, que había comenzado a quedarse ciego y no podía ver bien, estaba durmiendo en su habitación. 3Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el arca de Dios.#3.3 Arca de Dios: expresión equivalente a arca del pacto. Véase Ex 25.10-22 n. La lámpara del santuario seguía encendida.#3.3 El hecho de que la lámpara del santuario todavía estaba encendida indica que aún no había amanecido (cf. Ex 27.20-21; Lv 24.1-4). Sin embargo, no hay que descartar un posible sentido simbólico: la luz de la lámpara da a entender que el Señor está presente en medio de su pueblo y que va a actuar en favor de él. 4Entonces el Señor lo llamó:
–¡Samuel!#3.4 El Señor lo llamó: –¡Samuel!: según la versión griega (LXX). Heb. el Señor llamó a Samuel.
–¡Aquí estoy! –contestó él.
5Luego corrió adonde estaba Elí, y le dijo:
–Aquí me tienes, ¿para qué me querías?
–Yo no te he llamado –contestó Elí–. Vuelve a acostarte.
Entonces Samuel fue y se acostó. 6Pero el Señor lo llamó otra vez:
–¡Samuel!
Samuel se levantó y fue junto a Elí, diciendo:
–Aquí me tienes, ¿para qué me querías?
–Yo no te he llamado, hijo mío –respondió Elí–. Vuelve a acostarte.
7Samuel no conocía al Señor todavía,#3.7 Samuel no conocía al Señor todavía: es decir, aún no poseía ese conocimiento íntimo y personal que le permitiría reconocer de manera inmediata la voz del Señor. pues él aún no le había manifestado nada. 8Pero por tercera vez llamó el Señor a Samuel, que se levantó y fue a decirle a Elí:
–Aquí me tienes, ¿para qué me querías?
Elí, comprendiendo entonces que era el Señor quien llamaba al joven, 9le dijo:
–Ve a acostarte, y si el Señor te llama, respóndele: ‘Habla, que tu siervo escucha.’
Entonces Samuel se fue y se acostó en su sitio. 10Después llegó el Señor, se detuvo y lo llamó igual que antes:
–¡Samuel! ¡Samuel!
–Habla, que tu siervo escucha –contestó Samuel.
11El Señor le dijo:
–Voy a hacer algo en Israel que hasta los oídos le dolerán a todo el que lo oiga. 12Ese día, sin falta, cumpliré a Elí todo lo que le he dicho respecto a su familia. 13Le he anunciado#3.13 Le he anunciado: según la versión griega (LXX). Heb. le anunciaré. Cf. 1 S 2.27-36. que voy a castigar a los suyos para siempre, por la maldad que él ya sabe; pues sus hijos me han maldecido#3.13 Me han maldecido: según la versión griega (LXX). Heb. los han maldecido. Esta última es una corrección introducida en el texto por los copistas de los mss. con el fin de evitar la expresión maldecir a Dios, que les parecía una intolerable blasfemia. y él no los ha reprendido. 14Por tanto, he jurado contra la familia de Elí que su maldad no se borrará jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas.
15Después de esto, Samuel se acostó hasta la mañana siguiente, y entonces abrió las puertas del templo del Señor. Samuel tenía miedo de contarle a Elí la visión que había tenido, 16pero Elí lo llamó y le dijo:
–¡Samuel, hijo mío!
–Aquí estoy –respondió él.
17Elí le preguntó:
–¿Qué es lo que te ha dicho el Señor? Te ruego que no me ocultes nada. ¡Que Dios te castigue con dureza#3.17 Que Dios te castigue con dureza: lit. que Dios te haga así y añada todavía más. Se trata de una fórmula de imprecación, que solía pronunciarse cuando se hacía un juramento o una promesa, y que aparece con frecuencia en los libros de Samuel y Reyes (1 S 14.44; 25.22; 2 S 3.9,35; 19.13; 1 R 2.23; 2 R 6.31). si me ocultas algo de todo lo que te ha dicho!
18Samuel le declaró todo el asunto, sin ocultarle nada, y Elí exclamó:
–¡Él es el Señor! ¡Hágase lo que a él le parezca mejor!
19Samuel creció, y el Señor le ayudó y no dejó de cumplir ninguna de sus promesas. 20Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba,#3.20 Desde Dan hasta Beerseba: Con esta expresión se suele designar la totalidad del territorio israelita, desde el extremo norte hasta el extremo sur. Véanse Jue 20.1 nota a e Índice de mapas. reconoció que Samuel era un verdadero profeta del Señor. 21Y el Señor volvió a revelarse en Siló,#3.21 El Señor volvió a revelarse en Siló: otra posible traducción: El Señor continuó revelándose en Siló. pues allí era donde él daba a conocer a Samuel su mensaje;
Actualmente seleccionado:
1 SAMUEL 3: DHHE
Destacar
Compartir
Copiar
¿Quieres tener guardados todos tus destacados en todos tus dispositivos? Regístrate o inicia sesión
Sociedad Bíblica de España