1 TIMOTEO 2:1-8
1 TIMOTEO 2:1-8 DHHE
Ante todo recomiendo que se hagan a Dios peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por toda la humanidad. Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, llena de reverencia a Dios y respetable en todos los sentidos. Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador, que quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad. Porque no hay más que un Dios, y no hay más que un hombre que pueda llevar a todos los hombres a la unión con Dios: Cristo Jesús. Porque él se entregó a la muerte para pagar el precio de la salvación de todos, conforme al testimonio que se dio a su debido tiempo. Por esto he sido nombrado mensajero y apóstol, y se me ha encargado que enseñe la fe y la verdad a los no judíos. Lo que digo es cierto, no miento. Así pues, quiero que los hombres oren en todas partes, y que eleven sus manos a Dios con pureza de corazón y sin enojos ni discusiones.