2 REYES 10
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La familia de Ahab, aniquilada
1Ahab tenía setenta hijos#10.1 Setenta hijos: número redondo que se refiere en general a todos los varones descendientes del rey Ahab (cf. Gn 46.27; Jue 8.30; 9.2; 12.14). en Samaria, así que Jehú escribió cartas a las autoridades de la ciudad, a los ancianos y a los tutores de los hijos de Ahab, diciéndoles:#10.1 La toma de Jezreel no era más que un primer paso, ya que se trataba de una residencia secundaria, probablemente veraniega. El golpe decisivo debía darse en Samaria, la capital del reino, donde podía preverse una posible resistencia. 2“Puesto que tenéis con vosotros a los hijos de vuestro señor, así como sus caballos y sus carros de combate, su plaza fuerte y sus armas, cuando esta carta llegue a vosotros, 3escoged al mejor y más apto de los hijos de vuestro señor, ponedlo en el trono de su padre y luchad por la casa de vuestro señor.”
4Esto los llenó de miedo, y dijeron: “Si dos reyes no pudieron resistir frente a él, ¿cómo vamos a resistir nosotros?”
5Entonces el mayordomo de palacio, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los tutores mandaron a decir a Jehú: “Nosotros estamos a tus órdenes y haremos todo lo que nos mandes, pero no vamos a nombrar rey a nadie. Haz lo que te parezca mejor.”
6Por segunda vez les escribió Jehú, diciéndoles: “Si vosotros estáis de mi parte y queréis obedecer mis órdenes, tomad las cabezas de los hijos de vuestro señor, y mañana a estas horas venid a verme a Jezreel.”#10.6 Una vez obtenida la total sumisión de los funcionarios del reino, Jehú estableció sus condiciones. De este modo se ahorraba el odioso trabajo de exterminar personalmente a la familia de su predecesor en el trono.
Los setenta hijos varones del rey estaban con los grandes personajes de la ciudad que los habían criado, 7así que al recibir estos la carta, tomaron a los setenta varones y los mataron; luego echaron sus cabezas en unas canastas y las enviaron a Jezreel. 8Cuando llegó el mensajero, le dijo a Jehú:
–Han traído las cabezas de los hijos del rey.
Jehú ordenó:
–Ponedlas en dos montones a la entrada de la ciudad, y dejadlas allí hasta mañana.
9Al día siguiente salió Jehú, y puesto en pie dijo a todo el pueblo:
–Vosotros sois inocentes. Yo fui quien conspiré contra mi señor y lo maté; pero, ¿quién ha matado a todos estos? 10Sabed que nada de lo que el Señor habló contra la familia de Ahab dejará de cumplirse. El Señor mismo ha hecho lo que anunció por medio de Elías, su siervo.#10.10 Cf. 1 R 21.21,29.
11Y Jehú dio muerte en Jezreel al resto de la familia de Ahab, a todos sus hombres importantes y amigos íntimos, y a sus sacerdotes. No dejó a nadie con vida.
12Después se dirigió a Samaria, y en el camino llegó a Bet-equed de los Pastores, 13donde encontró a los hermanos de Ocozías, rey de Judá. Jehú les preguntó:
–¿Quiénes sois vosotros?
Ellos le respondieron:
–Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina.
14Entonces Jehú ordenó a sus seguidores:
–Atrapadlos vivos.
Los seguidores de Jehú los atraparon vivos y los degollaron junto al pozo de Bet-equed de los Pastores. Eran cuarenta y dos#10.14 Cuarenta y dos: Véase 2 R 2.24 n. hombres, y no dejaron a ninguno de ellos con vida.
15Cuando Jehú se fue de allí se encontró con Jonadab, hijo de Recab,#10.15 Jonadab, hijo de Recab, fue el antepasado de los recabitas, grupo que consideraba contrarias a la voluntad de Dios las prácticas propias de la vida sedentaria, como el hecho de vivir en ciudades y el cultivo de la tierra. Véase Jer 35.2 n. que había ido a verle. Jehú le saludó y le dijo:
–¿Son buenas tus intenciones hacia mí, como lo son las mías hacia ti?
–Así es –respondió Jonadab.
–En ese caso, dame la mano –dijo Jehú.
Jonadab le dio la mano, y Jehú le hizo subir con él a su carro, 16diciéndole:
–Acompáñame y verás mi celo por el Señor.#10.16 Verás mi celo por el Señor: expresión característica del profeta Elías (1 R 19.10).
Así pues, le llevó en su carro. 17Y al entrar en Samaria, Jehú mató a todos los descendientes de Ahab que aún quedaban con vida. Los exterminó por completo, según el Señor se lo había anunciado a Elías.
Jehú elimina el culto de Baal
18Después reunió Jehú a todo el pueblo, y le dijo:
–Ahab rindió un poco de culto a Baal, pero yo le voy a rendir mucho culto. 19Por lo tanto, llamad a todos los profetas, adoradores y sacerdotes de Baal, sin que falte ninguno, porque he preparado un gran sacrificio en honor de Baal. El que falte será condenado.
Pero Jehú había planeado este engaño para aniquilar a los adoradores de Baal; 20por eso ordenó que se anunciara una fiesta solemne a Baal, y así se hizo. 21Después envió mensajeros por todo Israel, y todos los que adoraban a Baal llegaron al templo.#10.21 Se trata del templo construido en tiempos de Ahab (1 R 16.32). Ninguno de ellos faltó, de modo que el templo de Baal estaba lleno de parte a parte. 22Jehú dijo entonces al encargado del guardarropa que sacara trajes de ceremonia para todos los adoradores de Baal, y el encargado lo hizo así. 23A continuación, Jehú y Jonadab entraron en el templo de Baal, y Jehú dijo a los adoradores de Baal:
–Procurad que no haya entre vosotros ninguno de los adoradores del Señor, sino solo adoradores de Baal.
24Los adoradores de Baal entraron en el templo para ofrecer sacrificios y holocaustos. Mientras tanto, Jehú puso ochenta hombres fuera, y les advirtió:
–Quien deje escapar a alguno de los hombres que he puesto en vuestras manos, lo pagará con su vida.
25Y al terminar Jehú de ofrecer el holocausto, ordenó a los guardias y oficiales:
–¡Entrad y matadlos! ¡Que no escape ninguno!
Los hombres de Jehú los mataron a filo de espada, y luego los arrojaron de allí. Después entraron en el santuario del templo de Baal 26y sacaron los troncos sagrados y los quemaron. 27Derribaron también el altar y el templo de Baal, y lo convirtieron todo en un muladar que existe hasta el día de hoy.
28Así, Jehú eliminó de Israel a Baal. 29Sin embargo, no se apartó de los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a los israelitas, pues siguió rindiendo culto a los becerros de oro que había en Dan y en Betel.
30El Señor dijo a Jehú: “Ya que ante mí has actuado bien y a mis ojos tus acciones han sido rectas, pues has hecho con la familia de Ahab todo lo que yo me había propuesto, tus descendientes se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación.”
31A pesar de todo, Jehú no se preocupó por cumplir fielmente la ley del Señor, el Dios de Israel, pues no se apartó de los pecados con que Jeroboam hizo pecar a los israelitas.
32Por aquel tiempo, el Señor comenzó a recortar el territorio de Israel. Hazael atacó a los israelitas por todas sus fronteras:#10.32 Después de sufrir graves derrotas por parte de los asirios, Hazael, rey de Damasco, rehizo su ejército y arrebató a Israel toda la región de Galaad (cf. v. 33). Invadió, además, el territorio israelita, e incluso atacó a Jerusalén (2 R 12.17). 33desde el este del Jordán, por toda la región de Galaad, Gad, Rubén y Manasés, y desde Aroer, que está junto al arroyo Arnón, incluyendo Galaad y Basán.#10.33 Estas indicaciones geográficas designan regiones al este del Jordán. Véase Índice de mapas.
34El resto de la historia de Jehú, de todo lo que hizo y de sus hazañas, está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 35Cuando murió, lo enterraron en Samaria, y reinó en su lugar su hijo Joacaz. 36Jehú reinó sobre Israel veinticinco años, en la ciudad de Samaria.#10.36 El texto bíblico no menciona a los asirios. Sin embargo, un obelisco del rey Salmanasar III (858-824 a.C.) representa a Jehú, a quien llama “hijo de Omrí”, pagando tributo, sin duda para evitar una invasión asiria. Este obelisco puede verse actualmente en el Museo Británico (Londres).
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