HECHOS 23
23
1Pablo miró a los de la Junta Suprema y les dijo:
–Hermanos, yo he vivido hasta hoy con la conciencia tranquila delante de Dios.
2Entonces el sumo sacerdote Ananías#23.2 Ananías: sumo sacerdote alrededor de los años 48-58 d.C.; tenía mala fama por su falta de honradez y su colaboración con el gobierno romano. mandó a los que estaban cerca de Pablo que le pegaran en la boca. 3Pablo le dijo:
–¡Dios te pegará a ti, hipócrita! Si estás ahí sentado para juzgarme de acuerdo con la ley, ¿por qué, en contra de la ley, mandas que me peguen?#23.2-3 De acuerdo con la ley judía, ningún acusado podía ser castigado antes de quedar probada su culpabilidad; cf. Lv 19.15; y también Mc 14.63-65; Jn 18.22-23.
4Los presentes le dijeron:
–¿Así insultas al sumo sacerdote de Dios?
5–Hermanos –contestó Pablo–, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote, pues, en efecto, la Escritura dice: ‘No maldigas al que gobierna a tu pueblo.’#23.5 Ex 22.28.
6Luego, dándose cuenta de que algunos de la Junta eran del partido saduceo y otros del partido fariseo,#23.6-8 Véanse las palabras Fariseos y Saduceos en el Índice temático, y también la Introducción al NT (26-28). Estos dos grupos diferían, entre otras cosas, por su posición respecto a la creencia en la resurrección de los muertos (Mt 22.23; Mc 12.18; Lc 20.27; véase Hch 4.1 n.), circunstancia que Pablo aprovecha para provocar una división entre ellos. Pablo todavía se considera fariseo (v. 6; Hch 26.5; Flp 3.5) y, como tal, reconoce la resurrección como parte de la fe de Israel (Hch 24.15; 26.6-8). añadió Pablo en voz alta:
–¡Hermanos, yo soy fariseo, de familia de fariseos, y se me está juzgando porque creo en la resurrección de los muertos!
7Apenas dijo esto, los fariseos y los saduceos comenzaron a discutir entre sí, y la reunión se dividió. 8Porque los saduceos dicen que los muertos no resucitan y que no hay ángeles ni espíritus. Los fariseos, en cambio, creen en todas estas cosas. 9Todos gritaban, y algunos maestros de la ley que eran del partido fariseo se levantaron y dijeron:
–Este hombre no ha hecho nada malo. Tal vez le ha hablado un espíritu o un ángel.#23.9 Posible alusión a las experiencias que Pablo les había contado (cf. Hch 22.6-10,17-21). Algunos mss. Añaden: Si es así, no vayamos contra Dios.
10Como el alboroto era cada vez mayor, el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo, por lo cual mandó llamar a unos soldados para sacarlo de allí y llevarle otra vez al cuartel.
11A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: “Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma.”
Conspiración para matar a Pablo
12Al día siguiente, algunos judíos se pusieron de acuerdo en contra de Pablo y juraron bajo maldición#23.12 Juraron bajo maldición: esto es, invocando sobre sí mismos una maldición divina si faltaban a su promesa (aunque la costumbre rabínica permitía una dispensa si el cumplimiento resultaba imposible). no comer ni beber hasta que le hubiesen matado. 13Eran más de cuarenta hombres los que así se habían conjurado. 14Se dirigieron, pues, a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos de los judíos y les dijeron:
–Nosotros hemos jurado bajo maldición no comer nada hasta que no matemos a Pablo. 15Ahora, vosotros y los demás miembros de la Junta Suprema pedidle al comandante que lo traiga mañana ante vosotros, con el pretexto de investigar su caso más a fondo. Nosotros estaremos preparados para matarle antes de que llegue.
16Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró del asunto y fue a avisarle al cuartel. 17Pablo llamó a uno de los centuriones y le dijo:
–Lleva a este muchacho al comandante, porque tiene algo que comunicarle.
18El centurión le llevó al comandante, a quien dijo:
–El preso Pablo me ha llamado y me ha pedido que te traiga a este muchacho, que tiene algo que comunicarte.
19El comandante tomó de la mano al muchacho, y llevándolo aparte le preguntó:
–¿Qué quieres decirme?
20Contestó el muchacho:
–Los judíos se han puesto de acuerdo para pedirte que mañana lleves a Pablo ante la Junta Suprema, con el pretexto de que quieren investigar su caso más a fondo. 21Pero no los creas, porque le esperan escondidos más de cuarenta de sus hombres, que han jurado bajo maldición no comer ni beber hasta matar a Pablo. Ahora ya están preparados, esperando solamente que les des una respuesta.
22Entonces el comandante despidió al muchacho, ordenándole que no dijera a nadie lo que le había contado.
Pablo es enviado al gobernador Félix
23El comandante llamó a dos de sus centuriones y les dio orden de preparar doscientos soldados#23.23 Doscientos soldados: número que representa casi la mitad de toda la tropa asignada a Jerusalén. de a pie, setenta de a caballo y doscientos lanceros, para ir a Cesarea#23.23 A Cesarea: viaje de dos días a la capital administrativa de Judea. a las nueve de la noche.#23.23 Las nueve de la noche: lit. la hora tercera de la noche. 24Mandó además preparar caballos para que Pablo montara, y dio orden de llevarle sano y salvo ante el gobernador Félix.#23.24 Antonio Félix, gobernador o procurador de Judea (52-60 d.C.). 25Con ellos envió una carta que decía:
26“De Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Saludos. 27Los judíos habían apresado a este hombre e iban a matarle, pero yo, que supe que se trataba de un ciudadano romano, acudí con mis soldados y lo libré. 28A fin de enterarme de qué le acusaban, le llevé ante la Junta Suprema de los judíos, 29y resultó que le acusaban de asuntos de su ley; pero no había razón para darle muerte, y ni siquiera para tenerle en la cárcel. 30Pero como he sabido que los judíos han hecho planes para matarlo, ahí te lo envío; y he pedido también a quienes le acusan que expongan ante ti lo que tengan contra él.”
31Los soldados, conforme a las órdenes que habían recibido, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche a Antípatris.#23.31-32 Antípatris era una importante estación militar, situada como a medio camino entre Jerusalén y Cesarea. Ya lejos de Jerusalén, y pasado el tramo montañoso donde se corría el peligro de una emboscada, la infantería regresó, en tanto que la caballería llevó a Pablo hasta Cesarea. 32Al día siguiente, los soldados de a pie regresaron al cuartel, y los de a caballo siguieron el viaje con Pablo. 33Al llegar a Cesarea dieron la carta al gobernador y le entregaron también a Pablo. 34Después de leer la carta, el gobernador preguntó de dónde era Pablo, y al saber que era de Cilicia 35le dijo:
–Te oiré cuando vengan los que te acusan.
Luego dio orden de ponerle bajo vigilancia en el palacio de Herodes.#23.35 Palacio de Herodes: construido en Cesarea por Herodes el Grande y después utilizado como residencia del gobernador.
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