ECLESIASTÉS 5:4-17
ECLESIASTÉS 5:4-17 DHHE
Cuando hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a él no le agradan los necios. Cumple lo que prometes, pues vale más no prometer, que prometer y no cumplir. No permitas que tus labios te hagan pecar, ni luego digas ante el enviado de Dios que lo hiciste por error. ¿Por qué hacer que Dios se enoje por lo que dices y destruya lo que has hecho? Por lo tanto, en medio de tantas pesadillas y de tantas palabras y cosas sin sentido, tú debes mostrar reverencia a Dios. No te sorprendas si en algún país ves que se oprime al pobre y que se hace violencia a la justicia y al derecho, porque a un alto oficial le encubre otro más alto, y oficiales aún más altos encubren a los otros dos. ¡Y a eso se le llama progreso del país y estar el rey al servicio del campo! El amante del dinero, siempre quiere más; el amante de las riquezas, nunca cree tener bastante. Esto es también vana ilusión, porque cuanto más se tiene, más se gasta. ¿Y qué se gana con tener, aparte de contemplar lo que se tiene? El que trabaja, coma poco o mucho, siempre duerme a gusto; al rico, en cambio, sus riquezas no le dejan dormir. Una cosa realmente lamentable he visto en este mundo: que el amontonar riquezas va en perjuicio de su dueño, pues un mal negocio puede acabar con toda esa riqueza, y si él tiene un hijo, ya no tendrá después nada que dejarle. Y tal como vino a este mundo, así se irá: tan desnudo como al nacer y sin poder llevarse nada del fruto de su trabajo. Eso es de veras lamentable: que tal como vino al mundo, así también se irá. ¿Y qué sacó de tanto trabajar en vano? Para colmo, toda su vida se la pasó en tinieblas, y con muchas molestias, dolores y resentimientos.