ÉXODO 32
32
1Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, se juntaron alrededor de Aarón#32.1 Se juntaron alrededor de Aarón: El relato pone de relieve la responsabilidad de Aarón en el episodio del becerro de oro (cf. v. 21), sin dejar de señalar que la iniciativa procede del pueblo. y le dijeron:
–Anda, haznos dioses que nos guíen, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés que nos sacó de Egipto.#32.1 Citado en Hch 7.40.
2Aarón les contestó:
–Quitad a vuestras mujeres y a vuestros hijos e hijas los aretes#32.2 Aretes: Véase Gn 35.4 nota c. de oro que llevan en las orejas, y traédmelos aquí.
3Todos se quitaron los aretes de oro que llevaban en las orejas y se los llevaron a Aarón, 4que los recibió, fundió el oro y lo trabajó a cincel hasta darle la forma de un becerro.#32.4 Por su fuerza y vitalidad, el toro era, en el antiguo Oriente, el símbolo por excelencia de la fecundidad masculina, y varios dioses lo tenían como emblema. Un ejemplo típico es el de Baal, el dios cananeo de las tormentas, al que solían representar de pie sobre un toro joven, para simbolizar su poder fecundante. Aquí, ese animal es llamado becerro, quizá en señal de menosprecio. Entonces todos dijeron:
–¡Israel, este es tu dios que te sacó de Egipto!#32.4 Cf. Hch 7.41. Casi con estos mismos términos, el rey Jeroboam I presenta los becerros de oro que había mandado colocar en los santuarios de Betel y de Dan (1 R 12.28). Esta coincidencia muestra que los dos relatos están emparentados.
5Cuando Aarón vio esto, construyó un altar ante el becerro, y luego gritó:
–¡Mañana haremos fiesta en honor del Señor!#32.5 Fiesta en honor del Señor: Esta expresión indica que los israelitas querían seguir rindiendo culto al Señor, y no a un dios distinto del que los había liberado de la esclavitud en Egipto. Pero el hecho de asociar al Dios de Israel con la imagen del becerro, que era símbolo característico de las religiones paganas (véase Ex 32.4 nota d), resultaba incompatible con el culto que el Señor exigía de su pueblo. Cf. Ex 20.4.
6Al día siguiente por la mañana se levantaron y ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación. Después el pueblo se sentó a comer y beber, y luego se levantaron a divertirse.#32.6 En Gn 26.8; 39.17, el verbo hebreo traducido aquí por divertirse se refiere a prácticas de carácter sexual. Este v. se cita en 1 Co 10.7 como un caso representativo de la infidelidad e idolatría de los israelitas en el desierto. 7Entonces el Señor dijo a Moisés:
–Anda, baja, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha echado a perder. 8Muy pronto se han apartado del camino que yo les ordené seguir. Se han hecho un becerro de oro fundido, y lo están adorando, le presentan ofrendas y dicen: ‘¡Israel, este es tu dios que te sacó de Egipto!’#32.7-8 Cf. Dt 9.11-12.
9Además, el Señor dijo a Moisés:
–Me he fijado en esta gente y me he dado cuenta de que son muy tercos. 10¡Ahora déjame en paz, que estoy ardiendo de ira y voy a acabar con ellos! Pero de ti haré una gran nación.#32.9-10 Cf. Gn 12.2; Dt 9.13-14.
11Moisés, sin embargo, trató de calmar al Señor su Dios con estas palabras:
–Señor, ¿por qué va a arder tu furor contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto con gran despliegue de poder? 12¿Cómo vas a dejar que digan los egipcios: ‘Dios los sacó con la mala intención de matarlos en las montañas, para borrarlos de la superficie de la tierra’? Deja ya de arder en ira; renuncia a la idea de hacer daño a tu pueblo. 13Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo y les dijiste: ‘Haré que vuestros descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo,#32.13 Cf. Gn 22.16-17; 26.3-4; 28.13-14. y toda esta tierra que os he prometido se la daré a ellos como su herencia para siempre.’#32.13 Cf. Gn 17.8.
14El Señor renunció a la idea que había manifestado de hacer daño a su pueblo.#32.9-14 Una vez más, la intercesión de Moisés obtiene del Señor el perdón del pecado cometido por el pueblo. Cf. Nm 14.13-19; Dt 9.25-29. 15Entonces Moisés se dispuso a bajar del monte trayendo en sus manos las dos tablas de la ley, que estaban escritas por ambos lados.#32.15 Cf. Dt 9.15. 16Dios mismo había hecho las tablas, y Dios mismo había grabado lo que estaba escrito en ellas.#32.16 Ex 31.18. Hay un marcado contraste entre las tablas escritas por el mismo Dios y el ídolo que el pueblo se había fabricado por su propia cuenta.
17Cuando Josué oyó los gritos de la gente, dijo a Moisés:
–Se oyen gritos de guerra en el campamento.
18Pero Moisés contestó:
–No son cantos alegres de victoria ni cantos tristes de derrota: son otros los cantos que estoy oyendo.
19En cuanto Moisés se acercó al campamento y vio el becerro y los bailes,#32.19 Bailes: alusión a los cantos y danzas rituales que formaban parte del culto al becerro de oro. se encendió su ira y arrojó de sus manos las tablas, haciéndolas pedazos al pie del monte.#32.19 El quebrar las tablas significa que Moisés declara anulado el pacto del Señor con Israel. Sin embargo, el v. 14 indica que su oración había sido escuchada y que el Señor no había rechazado a su pueblo. Es importante tener en cuenta ese v. al leer el relato del castigo que viene a continuación. Véase 31.18–34.35 n. 20En seguida tomó el becerro y lo arrojó al fuego, luego lo molió hasta convertirlo en polvo, y roció el polvo sobre el agua; entonces hizo que los israelitas bebieran de aquella agua.#32.20 El hecho de beber de aquella agua es, al mismo tiempo, un castigo por el pecado cometido y un medio de eliminar hasta los últimos rastros del becerro de oro. Los mismos que lo mandaron fabricar deben hacerse cargo de su destrucción total. 21Y dijo a Aarón:
–¿Qué te hizo este pueblo, que le has hecho cometer un pecado tan grande?
22Aarón contestó:
–Señor mío, no te enojes conmigo. Tú bien sabes que a esta gente le gusta hacer lo malo. 23Ellos me dijeron: ‘Haznos un dios que nos guíe, porque no sabemos qué ha podido pasarle a este Moisés que nos sacó de Egipto.’ 24Yo les contesté: ‘El que tenga oro, que lo aparte.’ Ellos me dieron el oro, yo lo eché en el fuego... ¡y salió este becerro!#32.22-24 Aarón se expresa como si el becerro hubiera salido del fuego por sí solo. Nótese la semejanza de su respuesta con la de Adán en Gn 3.12. Uno y otro tratan de negar su propia responsabilidad, haciendo recaer la culpa sobre otros.
25Moisés, viendo que el pueblo estaba desenfrenado y expuesto a las burlas de sus enemigos, pues Aarón no lo había controlado, 26se puso en pie a la entrada del campamento y dijo:
–Los que estén de parte del Señor, júntense conmigo.
Y todos los levitas se le unieron. 27Entonces Moisés les dijo:
–Así dice el Señor, el Dios de Israel: ‘Tomad cada uno de vosotros la espada, regresad al campamento y, yendo de puerta en puerta, matad cada uno a su hermano, amigo o vecino.’
28Los levitas cumplieron las órdenes de Moisés, y aquel día murieron como tres mil hombres. 29Entonces Moisés dijo:
–Hoy habéis recibido plena autoridad ante el Señor, por haberos opuesto cada uno a su hijo o a su hermano. Así que hoy el Señor os bendice.#32.29 La expresión hebrea traducida por recibir plena autoridad es la que se emplea habitualmente en el AT para hablar de la consagración de los sacerdotes (cf. Ex 29.9). Según la tradición recogida en este pasaje, los levitas no son consagrados en una ceremonia ritual (Ex 29; Lv 8–9), sino que son designados para ejercer las funciones sacerdotales en razón de su apasionada lealtad al Señor (cf. Nm 25.10-13; Dt 33.8-11).
30Al día siguiente, Moisés dijo a la gente:
–Habéis cometido un gran pecado. Ahora voy a tener que subir a donde está el Señor, a ver si consigo que os perdone.
31Y así Moisés volvió a donde estaba el Señor, y le dijo:
–Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un dios de oro. 32Pero yo te ruego que los perdones; y si no los perdonas, ¡borra mi nombre del libro que has escrito!#32.31-32 Véase 32.9-14 n. El libro que has escrito: alusión a la costumbre de anotar en un registro los nombres de los ciudadanos de una ciudad o de un país (Ez 13.9; cf. 2 S 24.2-9; Jer 22.30). De acuerdo con esta analogía, aquí se atribuye a Dios un libro en el que están escritos los nombres de las personas vivas. Ser borrado de ese libro era lo mismo que morir; de ahí el nombre de libro de la vida (Sal 69.28; Ap 3.5). Véanse Sal 56.8 nota h; 139.16 n.
33Pero el Señor le contestó:
–Solo borraré de mi libro al que peque contra mí. 34Así que ve y lleva al pueblo al lugar que te dije. Mi ángel te guiará.#32.34 Mi ángel te guiará: Aquí vuelve a repetirse la promesa de Ex 23.20. Pero el pecado del pueblo y la ruptura del pacto (cf. v. 19) han modificado radicalmente la relación del Señor con Israel (cf. v. 10). Por eso, el ángel o mensajero ya no será el signo de la presencia especial del Señor entre los israelitas (cf. Ex 33.3), sino que pondrá una cierta distancia entre ambos. Una presencia del Señor demasiado cercana terminaría, en efecto, por destruir al pueblo pecador (Ex 33.5). Y cuando llegue el día del castigo, yo los castigaré por su pecado.
35Y el Señor envió una plaga sobre el pueblo, por haber adorado al becerro que Aarón les había hecho.
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