GÉNESIS 38:11-26
GÉNESIS 38:11-26 DHHE
Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: –Quédate viuda en la casa de tu padre, hasta que mi hijo Selá sea mayor de edad. En realidad, Judá pensaba que también Selá podría morir como sus hermanos. Así Tamar se fue a vivir a la casa de su padre. Pasó el tiempo y murió la esposa de Judá, la hija de Súa. Cuando Judá dejó de guardar luto, fue al pueblo de Timnat, donde estaban los que trasquilaban sus ovejas, y su amigo Hirá el adulamita le acompañó. Cuando Tamar supo que su suegro había ido a Timnat a trasquilar las ovejas, se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociera y se sentó a la entrada del pueblo de Enaim, que está en el camino de Timnat. Hizo esto porque sabía que Selá ya era mayor de edad y, sin embargo, no la habían casado con él. Cuando Judá la vio, pensó que era una prostituta, pues ella se había cubierto la cara. Entonces se apartó del camino para acercarse a ella y, sin saber que era su nuera, le dijo: –¿Me dejas acostarme contigo? –¿Qué me darás por acostarte conmigo? –le preguntó ella. –Te mandaré uno de los cabritos de mi rebaño –contestó Judá. –Está bien –dijo ella–, pero déjame algo tuyo en prenda hasta que me lo mandes. –¿Qué quieres que te deje? –preguntó Judá. –Dame tu sello con el cordón, y el bastón que tienes en la mano –respondió ella. Judá se los dio y se acostó con ella, y la dejó embarazada. Después Tamar fue y se quitó el velo que llevaba puesto, y volvió a vestirse sus ropas de viuda. Más tarde, Judá mandó el cabrito por medio de su amigo adulamita, para que la mujer le devolviera las prendas; pero su amigo ya no la encontró. Entonces preguntó a los hombres del lugar: –¿Dónde está aquella prostituta de Enaim que se ponía junto al camino? –Aquí no ha habido ninguna prostituta –le contestaron. Entonces él regresó a donde estaba Judá, y le dijo: –No encontré a la mujer, y además los hombres del lugar me dijeron que allí no había habido ninguna prostituta. Y Judá contestó: –Pues que se quede con las cosas, para que nadie se burle de nosotros; pero que conste que yo mandé el cabrito y tú no la encontraste. Como unos tres meses después, vinieron a decirle a Judá: –Tamar, tu nuera, se ha acostado con otros hombres, y como resultado de ello ha quedado embarazada. –¡Sacadla y quemadla! –gritó Judá. Pero cuando la estaban sacando, ella envió a decir a su suegro: “El dueño de estas cosas es el que me ha dejado embarazada. Mira a ver de quién son este sello con el cordón, y este bastón.” Cuando Judá reconoció las cosas, dijo: “Ella ha hecho bien y yo mal, porque no la casé con mi hijo Selá.” Y nunca más volvió a acostarse con ella.