HEBREOS 10
10
Ineficacia de la antigua ley
1La ley de Moisés era solamente una sombra de los bienes que habían de venir; no su verdadera realidad.#10.1 Sombra: Véase Heb 8.3-5 n., y cf. Col 2.17. Por eso la ley no puede hacer perfectos a quienes cada año se acercan a Dios para ofrecerle los mismos sacrificios. 2Pues si la ley realmente pudiera purificarlos del pecado, ya no se sentirían culpables y dejarían de ofrecer sacrificios. 3Pero estos sacrificios sirven más bien para hacerles recordar sus pecados cada año, 4ya que la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.
El sacrificio de Cristo
5Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo a Dios:
“No quieres sacrificios ni ofrendas,
sino que me has dado un cuerpo.#10.5 Me has dado un cuerpo: frase que concuerda con algunos mss. de la versión griega (LXX) del Sal 40.6, y que aquí sirve para fundamentar lo que se dice en Heb 10.10.
6No te agradan los holocaustos
ni las ofrendas para quitar el pecado.
7Entonces dije: ‘Aquí vengo,
tal como está escrito de mí en el libro,
para hacer, oh Dios, tu voluntad.’ ”#10.5-7 Sal 40.6-8 (gr.).
8En primer lugar dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios u ofrendas de animales, ni holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. 9Y después añade: “Aquí vengo para hacer tu voluntad.”#10.9 Cf. Mt 26.39,42 y paralelos; Jn 4.34; 5.30; 6.38-40. Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone en su lugar uno nuevo. 10Dios nos ha consagrado por cuanto su voluntad fue cumplida por Jesucristo al ofrecer su cuerpo en sacrificio una sola vez y para siempre.
11Todo sacerdote judío oficia cada día, y sigue ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, aunque estos nunca pueden quitar los pecados.#10.11 Ex 29.38. 12Pero Jesucristo ofreció por los pecados un solo sacrificio para siempre, y luego se sentó#10.12 Un solo... se sentó: otra posible traducción: un solo sacrificio, y luego se sentó para siempre. a la derecha de Dios. 13Allí está esperando hasta que Dios haga de sus enemigos el estrado de sus pies.#10.12-13 Aquí se contempla a Cristo en su doble oficio de sacerdote y rey (véase Heb 1.3 nota f). Cf. Sal 110.1,4. 14Así, por medio de una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que han sido consagrados a Dios. 15El mismo Espíritu Santo nos lo confirma, al decir:
16“El pacto que haré con ellos
después de aquellos días
será este, dice el Señor:
Pondré mis leyes en su corazón
y las escribiré en su mente.
17Y no me acordaré más
de sus pecados y maldades.”#10.16-17 Jer 31.33-34 (cf. Heb 8.8-12).
18De modo que cuando los pecados han sido perdonados, no hay necesidad de más ofrendas por el pecado.
III. FE Y FORTALEZA EN EL SUFRIMIENTO (10.19–12.13)
Exhortación a la fidelidad#10.19-39 Esta exhortación extrae de la enseñanza anterior una serie de aplicaciones prácticas.
19Por tanto, hermanos, ahora podemos entrar con entera libertad#10.19 Con entera libertad: Heb 4.16; Ef 3.12. Otra posible traducción: sin ningún temor, en contraste con el acceso al santuario terrenal, que estaba muy limitado (Heb 9.7-9). en el santuario por medio de la sangre de Jesucristo,#10.19 Heb 9.12. 20siguiendo el camino nuevo, el camino de vida que él nos abrió a través del velo,#10.20 A través del velo: Véase Heb 6.19 n. Se presenta el velo del santuario como símbolo del propio cuerpo de Cristo, quien con su muerte hizo posible el acceso a la presencia de Dios (v. 5; Heb 9.14). es decir, a través de su propio cuerpo.#10.20 Jn 14.6; cf. Ro 5.2; Ef 2.18. 21Jesús es nuestro gran sacerdote que está al frente de la casa de Dios.#10.21 Cf. Heb 3.6. 22Acerquémonos, pues, a Dios con un corazón sincero y una fe completamente segura,#10.22 Fe: tema introducido aquí, y expuesto con más detalle en el cap. 11. limpios nuestros corazones de mala conciencia y lavados nuestros cuerpos con agua pura.#10.22 Alusión a la purificación de los sacerdotes (Ex 29.4) y al “agua de la purificación” para los levitas (Nm 8.6-7), que aquí se aplican al bautismo cristiano. Cf. Ez 36.25-26; también Ef 5.26; 1 P 3.21. 23Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. 24Procuremos ayudarnos unos a otros a tener más amor y hacer el bien. 25No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca.#10.25 Día del Señor: el día del juicio. Cf. Ez 30.3; Hch 2.20; 1 Ts 5.2; y véase Am 5.18 nota o.
26Porque si seguimos pecando intencionadamente después de haber conocido la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados. 27Solo queda la terrible amenaza del juicio y del fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios.#10.26-27 Véase Heb 6.4-6 n.; cf. Is 26.11. 28Cuando alguien que desobedece a la ley de Moisés tiene dos o tres testigos en contra, se le condena a muerte sin compasión.#10.28 Dt 17.2-6; 19.15. 29Pues bien, ¿no creéis que merecen mucho mayor castigo los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre, los que insultan al Espíritu del Dios que los ama? Porque esa sangre es la que confirma el pacto,#10.29 Esa sangre... confirma el pacto: Véase Heb 9.20 n.; cf. 13.20. y con ella fueron consagrados. 30Sabemos que el Señor ha dicho: “A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré.” Y también ha dicho: “El Señor juzgará a su pueblo.”#10.30 Dos citas tomadas de Dt 32.35-36; cf. Ro 12.19. 31¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios viviente!
32Recordad los tiempos pasados, cuando acababais de recibir la luz y soportasteis con fortaleza los sufrimientos de una gran lucha. 33Algunos fuisteis insultados y maltratados públicamente, y otros os unisteis en el sufrimiento con los que así eran tratados. 34Tuvisteis compasión de los que estaban en la cárcel, y hasta con alegría os dejasteis quitar vuestros bienes, sabiendo que en el cielo tenéis algo mucho mejor, que permanece para siempre. 35No perdáis, pues, vuestra confianza, porque ella os traerá una gran recompensa. 36Necesitáis tener fortaleza en el sufrimiento, para hacer la voluntad de Dios y recibir lo que él ha prometido. 37Pues la Escritura dice:
“Pronto, muy pronto
vendrá el que tiene que venir.
No tardará.
38Mi justo por la fe vivirá;
pero si se vuelve atrás,
dejará de agradarme.”#10.37-38 Hab 2.3-4 (gr.); cf. Ro 1.17; Gl 3.11.
39Nosotros, sin embargo, no somos de los que se vuelven atrás y van a su condenación, sino de los que alcanzan la salvación porque tienen fe.
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