ISAÍAS 45:1-13
ISAÍAS 45:1-13 DHHE
El Señor consagró a Ciro como rey, lo tomó de la mano para que dominara las naciones y desarmara a los reyes. El Señor hace que delante de Ciro se abran las puertas de las ciudades sin que nadie pueda cerrárselas. Y ahora le dice: “Yo iré delante de ti, derribaré las alturas, romperé las puertas de bronce y haré pedazos las barras de hierro. Te entregaré tesoros escondidos, riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre. Por consideración a mi siervo Jacob, al pueblo de Israel, que he elegido, te he llamado por tu nombre y te he dado el título de honor que tienes, sin que tú me conocieras. Yo soy el Señor, no hay otro; fuera de mí no hay Dios. Yo te he preparado para la lucha sin que tú me conocieras, para que sepan todos, de oriente a occidente, que fuera de mí no hay ningún otro. Yo soy el Señor, no hay otro. Yo creo la luz y la oscuridad, produzco el bienestar y la desgracia. Yo, el Señor, hago todas estas cosas. “Yo enviaré de lo alto mi victoria, como rocío del cielo y lluvia de las nubes, y la tierra la recibirá; como fruto producirá la salvación, y a su lado florecerá la justicia.” Una vasija de barro, igual a otra cualquiera, no se pone a discutir con quien la hizo. El barro no dice al que lo trabaja: “¿Qué estás haciendo?”, ni el objeto hecho por él le dice: “Tú no sabes trabajar.” Tampoco puede un hijo reprochar a sus padres el haberlo traído a este mundo. El Señor, el Dios Santo de Israel, quien lo formó, dice: “¿Vais acaso a pedirme cuentas de mis hijos, o a darme lecciones de cómo hacer mis cosas? Yo creé la tierra y sus habitantes, extendí el cielo con mis manos y mandé que aparecieran todos los astros. Yo hice aparecer a Ciro para que triunfe, y voy a hacerle fáciles todos sus caminos; él reconstruirá mi ciudad y dejará en libertad a mis desterrados, sin exigir pago ni compensación.” El Señor todopoderoso ha hablado.