JUECES 6:28-40
JUECES 6:28-40 DHHE
A la mañana siguiente, cuando la gente de la ciudad se levantó, se encontró con que el altar de Baal había sido derribado, lo mismo que el árbol sagrado que estaba junto al altar, y que, además, un toro había sido ofrecido en holocausto sobre el nuevo altar. Unos a otros se preguntaban: “¿Quién habrá hecho esto?” Cuando, después de mucho buscar y preguntar, supieron que lo había hecho Gedeón, el hijo de Joás, fueron y dijeron a Joás: –Saca a tu hijo, que lo vamos a matar. ¡Ha derribado el altar de Baal y el árbol sagrado que estaba junto al altar! Pero Joás respondió a quienes le rodeaban: –¿Acaso vais a defender a Baal y a pelear a su favor? ¡Pues que muera antes del amanecer cualquiera que defienda a Baal! Si Baal es Dios, dejadle que se defienda solo puesto que el altar derribado era suyo. Desde entonces comenzaron a llamar Jerubaal a Gedeón, y decían: “Que Baal se defienda de él”, pues Gedeón había derribado el altar de Baal. Entonces todos los madianitas, los amalecitas y la gente del oriente se juntaron, cruzaron el río Jordán y acamparon en el valle de Jezreel. Pero el espíritu del Señor se adueñó de Gedeón, y este tocó un cuerno de carnero para que se le unieran los del clan de Abiézer; además mandó mensajeros para llamar a toda la tribu de Manasés a que se le uniera. Asimismo envió mensajeros a llamar a las tribus de Aser, Zabulón y Neftalí, que también salieron a reunirse con él. Y Gedeón dijo a Dios: “Si de veras me vas a usar para salvar a Israel, como tú mismo has dicho, yo pondré un vellón de lana de oveja en la era. Si por la mañana la lana está mojada de rocío, pero la tierra está seca, sabré que de veras vas a usarme para salvar a Israel, como tú mismo has dicho.” En efecto, así sucedió. Cuando Gedeón se levantó por la mañana, exprimió el vellón de lana y sacó de él una taza llena de rocío. Sin embargo, Gedeón dijo: “No te enojes conmigo si vuelvo a insistir, pero solo quiero hacer otra prueba. Esta vez harás que la lana quede seca y que el rocío humedezca la tierra.” Aquella noche Dios lo hizo así. Y a la mañana siguiente la lana estaba seca y toda la tierra cubierta de rocío.