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JUAN 4

4
2. Diversidad de actitudes frente a Jesús (4–6)
Jesús y la mujer samaritana
1Los fariseos oyeron decir que Jesús tenía más seguidores y bautizaba más que Juan#4.1 Cf. Jn 3.22. 2(aunque en realidad no era Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos). 3Cuando Jesús se enteró de ello, salió de Judea para volver a Galilea.
4En su camino tenía que pasar por la región de Samaria.#4.3-4 El camino más directo entre Judea y Galilea pasaba por Samaria. 5Llegó así a un pueblo de Samaria llamado Sicar,#4.5 Sicar: Una antigua versión dice Siquem. El lugar está situado entre los montes Guerizim y Ebal. cerca del terreno que Jacob había dado en herencia a su hijo José.#4.5 Gn 33.18-19; 48.22; Jos 24.32. 6Allí estaba el pozo que llamaban de Jacob.#4.6 Pozo que llamaban de Jacob: un pozo hondo, usado desde tiempos antiguos, y que todavía existe. No aparece mencionado en el AT. Generalmente las mujeres iban en grupo a buscar agua por la mañana o al atardecer. Cerca del mediodía, Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. 7-8Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En esto una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le pidió:
–Dame un poco de agua.
9Pero como los judíos no tienen trato#4.9 No tienen trato: otra posible traducción: no usan nada en común. Los samaritanos, aunque en su origen eran de la misma raza que los israelitas, se habían separado de éstos política y religiosamente desde hacía mucho tiempo. De la Biblia hebrea, ellos sólo conservaban los libros de la ley (el Pentateuco). Los judíos llegaron a considerarlos prácticamente iguales a los paganos (cf. Eclo 50.25-26). con los samaritanos, la mujer le respondió:
–¿Cómo tú, que eres judío, me pides agua a mí, que soy samaritana?
10Jesús le contestó:
–Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.#4.10 En su uso ordinario, la expresión agua viva se refiere al agua corriente o de manantial. Jesús la utiliza como símbolo de los dones que él ofrece al que cree (cf. Is 55.1; Jer 2.13; 17.13; Ez 47.1-9; Zac 14.8; Ap 7.17; 21.6; 22.1,17).
11La mujer le dijo:
–Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es muy hondo: ¿de dónde vas a darme agua viva? 12Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales. ¿Acaso eres tú más que él?
13Jesús le contestó:
–Los que beben de esta agua volverán a tener sed; 14pero el que beba del agua que yo le daré, jamás volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré brotará en él como un manantial de vida eterna.#4.10-14 Jn 6.35; 7.37-38.
15La mujer le dijo:
–Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a tener sed ni haya de venir aquí a sacarla.
16Jesús le dijo:
–Ve a llamar a tu marido y vuelve acá.
17–No tengo marido –contestó ella.
Jesús le dijo:
–Bien dices que no tienes marido, 18porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es tu marido. Es cierto lo que has dicho.
19Al oir esto, le dijo la mujer:
–Señor, ya veo que eres un profeta.#4.19 Sobre este conocimiento de Jesús, véase Jn 1.48 n. 20Nuestros antepasados los samaritanos adoraron a Dios aquí, en este monte,#4.20 Este monte: Guerizim. Cf. Dt 11.29; Jos 8.33. pero vosotros los judíos decís que debemos adorarle en Jerusalén.
21Jesús le contestó:
–Créeme, mujer, llega la hora en que adoraréis al Padre sin tener que venir a este monte ni ir a Jerusalén. 22Vosotros no sabéis a quién adoráis; nosotros, en cambio, sí sabemos a quién adoramos, pues la salvación viene de los judíos.#4.22 Is 2.3; Ro 9.4-5. 23Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán conforme al Espíritu de Dios y a la verdad. Pues así quiere el Padre que le adoren los que le adoran. 24Dios es Espíritu, y los que le adoran deben hacerlo conforme al Espíritu de Dios y a la verdad.#4.23-24 Acerca de esta nueva relación entre Dios y los hombres, véase Jn 2.21 n.; y cf. Flp 3.3.
25Dijo la mujer:
–Yo sé que ha de venir el Mesías (es decir, el Cristo)#4.25 Los samaritanos esperaban un enviado de Dios, “un profeta como Moisés” (Dt 18.18), aunque no le daban el nombre de Mesías. y que cuando venga nos lo explicará todo.
26Jesús le dijo:
–El Mesías soy yo, que estoy hablando contigo.
27En esto llegaron sus discípulos. Se quedaron sorprendidos al ver a Jesús hablando con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería o de qué hablaba con ella. 28La mujer dejó su cántaro y se fue al pueblo a decir a la gente:
29–Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Mesías?
30Entonces salieron del pueblo y fueron adonde estaba Jesús. 31Mientras tanto, los discípulos le rogaban:
–Maestro, come algo.
32Pero él les dijo:
–Yo tengo una comida que vosotros no sabéis.
33Los dicípulos comenzaron a preguntarse uno a otros:
–¿Será que le han traído algo de comer?
34Pero Jesús les dijo:
–Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar su trabajo.#4.31-34 Jn 5.30,36; 6.38; 17.4. Sobre esta manera de hablar propia de Jesús, véase Jn 3.3-4 n. 35Vosotros decís: ‘Todavía faltan cuatro meses para la siega’,#4.35 El dicho quiere expresar que hay que esperar mucho para ver los resultados. pero yo os digo que os fijéis en los sembrados, pues ya están maduros para la siega.#4.35 Cf. Mt 9.37-38; Lc 10.2. 36El que siega recibe su salario, y la cosecha que recoge es para la vida eterna, para que igualmente se alegren el que siembra y el que siega. 37Porque es cierto lo que dice el refrán: ‘Uno es el que siembra y otro el que siega.’#4.37 Este dicho, que en otras circunstancias puede tener un sentido pesimista (Dt 28.30; Job 31.8; Miq 6.15) sirve aquí para referirse a la misión de los discípulos. 38Yo os envié a segar lo que vosotros no habíais trabajado. Otros fueron los que trabajaron, y vosotros os beneficiáis de su trabajo.
39Muchos de los que vivían en aquel pueblo de Samaria creyeron en Jesús por las palabras de la mujer, que aseguraba: “Me ha dicho todo lo que he hecho.”
40Así que los samaritanos, cuando llegaron adonde estaba Jesús, le rogaron que se quedara con ellos. Se quedó allí dos días, 41y muchos más fueron los que creyeron por lo que él mismo decía.#4.41 En contraste con la mayoría de los judíos (Jn 1.11; 12.37), estos samaritanos reconocen a Jesús como el salvador del mundo (cf. 1 Ti 4.10; 1 Jn 4.14). 42Por eso dijeron a la mujer:
–Ahora ya no creemos solo por lo que tú nos contaste, sino porque nosotros mismos le hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo.
Jesús sana al hijo de un funcionario real#4.43-54 Este relato presenta notables semejanzas con Mt 8.5-13; Lc 7.1-10, pero también varias diferencias.
(Mt 8.5-13; Lc 7.1-10)
43Dos días más tarde salió Jesús de Samaria y continuó su viaje a Galilea. 44Porque, como él mismo afirmaba, a ningún profeta lo honran en su propia tierra.#4.44 Mt 13.57; Mc 6.4; Lc 4.24. 45Al llegar a Galilea fue bien recibido por los galileos, porque también ellos habían estado en Jerusalén en la fiesta de la Pascua y habían visto todo lo que él hizo entonces.#4.45 Jn 2.23.
46Jesús regresó a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.#4.46 Jn 2.1-11. Se encontraba allí un alto oficial del rey,#4.46 Oficial del rey: al servicio de Herodes Antipas, gobernante de Galilea y Perea. que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. 47Cuando este oficial supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle y le rogó que bajase a su casa a sanar a su hijo, que se estaba muriendo. 48Jesús le contestó:
–No creeréis, si no veis señales y milagros.#4.48 Cf. Mt 12.38.
49Pero el oficial insistió:
–Señor, ven pronto, antes que mi hijo muera.
50Jesús le dijo entonces:
–Vuelve a casa. Tu hijo vive.
51El hombre creyó lo que Jesús le había dicho, y se fue. Mientras regresaba a casa, sus criados salieron a su encuentro y le dijeron:
–¡Tu hijo vive!
52Les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor su hijo, y le contestaron:
–Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre.
53El padre se dio cuenta entonces de que a esa misma hora le había dicho Jesús: “Tu hijo vive”. Y él y toda su familia creyeron en Jesús.
54Esta fue la segunda señal milagrosa#4.54 Señal milagrosa: Véase Jn 2.11 n. hecha por Jesús al volver de Judea a Galilea.

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