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MATEO 20

20
Parábola de los trabajadores de la viña#20.1-16 Parábola que ha de entenderse en el sentido de que Dios es libre y soberano, y su bondad no se mide con criterios humanos. Cf. Ro 4.1-5.
1“El reino de los cielos se puede comparar al dueño de una finca que salió muy de mañana a contratar trabajadores para su viña. 2Acordó con ellos pagarles el salario de un día#20.2 El salario de un día: lit. un denario. Véase Tabla de Pesas, Monedas y Medidas. y los mandó a trabajar a su viña. 3Volvió a salir sobre las nueve de la mañana#20.3 Las nueve de la mañana: lit. la hora tercera; entre los hebreos, las horas se contaban desde la salida del sol, es decir, aprox. desde las seis de la mañana. y vio a otros que estaban en la plaza, desocupados. 4Les dijo: ‘Id también vosotros a trabajar a mi viña. Os daré lo que sea justo.’ 5Y ellos fueron. El dueño salió de nuevo hacia el mediodía, y otra vez a las tres de la tarde,#20.5 Mediodía... tres de la tarde: lit. horas sexta y novena (véase 20.3 n.). e hizo lo mismo. 6Alrededor de las cinco de la tarde#20.6 Alrededor de las cinco de la tarde: lit. como la hora undécima (véase 20.3 n.). volvió a la plaza y encontró a otros desocupados. Les preguntó: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día, sin trabajar?’ 7Le contestaron: ‘Porque nadie nos ha contratado.’ Entonces les dijo: ‘Id también vosotros a trabajar a mi viña.’
8“Cuando llegó la noche, el dueño dijo al encargado del trabajo: ‘Llama a los trabajadores, y págales#20.8 Lv 19.13; Dt 24.15. empezando por los últimos y terminando por los primeros.’ 9Se presentaron, pues, los que habían entrado a trabajar alrededor de las cinco de la tarde, y cada uno recibió el salario completo de un día. 10Cuando les tocó el turno a los que habían entrado primero, pensaron que recibirían más; pero cada uno de ellos recibió también el salario de un día. 11Al cobrarlo, comenzaron a murmurar contra el dueño. 12Decían: ‘A estos, que llegaron al final y trabajaron solamente una hora, les has pagado igual que a nosotros, que hemos soportado el trabajo y el calor de todo el día.’ 13Pero el dueño contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te estoy tratando injustamente. ¿Acaso no acordaste conmigo recibir el salario de un día? 14Pues toma tu paga y vete. Si a mí me parece bien dar a este que entró a trabajar al final lo mismo que te doy a ti, 15es porque tengo el derecho de hacer lo que quiera con mi dinero. ¿O quizá te da envidia#20.15 ¿O quizá te da envidia...?: lit. ¿O es malo tu ojo...? Respecto a la imagen del ojo malo, véase Mt 6.22-23 n. el que yo sea bondadoso?’
16“De modo que los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos.”#20.16 Algunos mss. antiguos añaden: Porque muchos son llamados y pocos escogidos, de acuerdo con Mt 22.14.
Jesús anuncia por tercera vez su muerte
(Mc 10.32-34; Lc 18.31-34)
17Yendo camino de Jerusalén llamó Jesús aparte a sus doce discípulos y les dijo:
18–Como veis, ahora vamos a Jerusalén. Allí el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley; lo condenarán a muerte 19y lo entregarán a los extranjeros#20.19 Extranjeros: o sea, las autoridades romanas. para que se burlen de él, le golpeen y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.#20.17-19 Mt 16.21; 17.22-23.
Jesús responde a Santiago y Juan
(Mc 10.35-45)
20La madre de los hijos de Zebedeo se acercó con ellos#20.20 Sus hijos: Santiago y Juan (cf. Mt 4.21). a Jesús, y se arrodilló para pedirle un favor. 21Jesús le preguntó:
–¿Qué quieres?
Ella le dijo:
–Manda que estos dos hijos míos se sienten en tu reino uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.#20.21 Los discípulos esperaban que Jesús estableciera un reinado terrenal, en el cual habría diferentes grados de autoridad y honor.
22Jesús contestó:
–No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa amarga#20.22 La copa amarga: imagen literaria que alude a una dura prueba (véase Mt 26.39 n.). que voy a beber yo?
Le dijeron:
–Podemos.
23Jesús les respondió:
–Vosotros beberéis esa copa de amargura,#20.23 Santiago murió después como mártir (Hch 12.1-3). pero el sentaros a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo. Será para quienes mi Padre lo ha preparado.#20.22-23 Algunos mss. añaden en el v. 22: y recibir el bautismo que yo voy a recibir, y en el v. 23: y recibiréis el bautismo que yo reciba, frases tomadas probablemente de Mc 10.38-39.
24Cuando los otros diez discípulos oyeron todo esto, se enojaron con los dos hermanos. 25Pero Jesús los llamó y les dijo:
–Sabéis que, entre los paganos, los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos y los grandes descargan sobre ellos el peso de su autoridad. 26Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que entre vosotros quiera ser grande, que sirva a los demás; 27y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo.#20.25-27 Mt 23.11; Mc 9.35; Lc 22.25-27; cf. Eclo 3.18. 28Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir#20.28 Servir: Lc 22.27; Jn 13.12-15; Flp 2.5-7. y dar su vida en pago#20.28 En pago de la libertad: lit. rescate, palabra que frecuentemente, pero no siempre, indica un pago, como lo era el pago por la libertad de un esclavo o de un preso. de la libertad de todos.#20.28 Puede haber aquí una alusión a Is 52.13–53.12, donde se habla de los sufrimientos del siervo del Señor (cf. especialmente los vs. 5-6 y 11-12 de dicho pasaje). Véase Mc 10.45 n.; cf. también Jn 10.11; Ef 1.7; Col 1.13-14; 1 Ti 2.5-6; Tit 2.14; Heb 2.9; 1 P 1.18-19.
Jesús sana a dos ciegos
(Mc 10.46-52; Lc 18.35-43)
29Cuando salían de Jericó,#20.29 En su viaje a Jerusalén, Jesús pasa por Jericó, que estaba en una de las principales rutas de Galilea a Jerusalén. mucha gente seguía a Jesús. 30Dos ciegos#20.30 Dos ciegos: Véase Mt 8.28 nota s. que estaban sentados junto al camino, al oir que pasaba Jesús, se pusieron a gritar:
–¡Señor, Hijo de David,#20.30 Hijo de David: título mesiánico (Mt 1.1 n.); nótese el relato similar en Mt 9.27-31. ten compasión de nosotros!
31La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más:
–¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
32Jesús se detuvo, llamó a los ciegos y les preguntó:
–¿Qué queréis que haga por vosotros?
33Le contestaron:
–Señor, que recobremos la vista.
34Jesús tuvo compasión de ellos y les tocó los ojos. En el mismo momento, los ciegos recobraron la vista, y siguieron a Jesús.

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