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CANTARES 4:1-9

CANTARES 4:1-9 DHHE

¡Qué hermosa eres, amor mío! ¡Qué hermosa eres! Tus ojos son dos palomas escondidas tras tu velo; tus cabellos son como cabritos que retozan por los montes de Galaad. Tus dientes, todos perfectos, son un rebaño de ovejas recién salidas del baño y listas para la trasquila. Tus labios son rojos como hilos de escarlata, y encantadoras tus palabras. Tus mejillas son dos gajos de granada escondidos tras tu velo. Tu cuello es semejante a la bella torre de cantería que se construyó para David. De ella cuelgan mil escudos, escudos todos de valientes. Tus pechos son dos gacelas, dos gacelas mellizas que pacen entre las rosas. Mientras llega el día y huyen las sombras, me iré al monte de la mirra, a la colina del incienso. ¡Tú eres hermosa, amor mío; hermosa de pies a cabeza! ¡En ti no hay defecto alguno! Baja conmigo del Líbano, novia mía; baja conmigo del Líbano. Contempla el valle desde la cumbre del Amaná, desde la cumbre del Senir y del Hermón; desde las cuevas de los leones, desde los montes de los leopardos. Me robaste el corazón, hermanita, novia mía; me robaste el corazón con una mirada tuya, con un hilo de tu collar.