1 CORINTIOS 9:11-18
1 CORINTIOS 9:11-18 Reina Valera 2020 (RV2020)
Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿será mucho pedir que cosechemos de vosotros un bien material? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Sin embargo, no hemos hecho uso de este derecho, sino que lo soportamos todo por no poner ningún impedimento al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que trabajan en el templo, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también el Señor ordenó a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que así se haga conmigo, porque prefiero morir antes que alguien me prive de este motivo de orgullo. Pues si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es una necesidad impuesta, y ¡ay de mí si no anuncio el evangelio! Por lo tanto, si lo hago por voluntad propia, recibiré mi recompensa; pero si lo hago a la fuerza cumplo con la tarea que me ha sido encomendada. Entonces, ¿cuál es mi recompensa?, que al predicar el evangelio, ofrezca el evangelio de Cristo gratis para no usar mal de mi derecho en el evangelio.
1 CORINTIOS 9:11-18 La Palabra (versión española) (BLP)
Nosotros hemos sembrado bienes espirituales; ¿será mucho pedir que cosechemos de vosotros algún bien terreno? Si otros se consideran con derecho a ello, mucho más nosotros. Y, sin embargo, no hemos querido utilizar este derecho. Preferimos soportar lo que sea, a fin de no crear impedimento alguno al evangelio de Cristo. Bien sabéis que los ministros del culto viven de ese ministerio y que los que sirven al altar participan de las ofrendas que se hacen en él. De forma semejante, el Señor dispuso que quienes anuncian el evangelio vivan de esa tarea. Pero yo, ni he hecho uso de ninguno de esos derechos ni os escribo estas líneas para que me sean reconocidos. Prefiero morir antes que nadie me arrebate este motivo de orgullo. Pues anunciar el evangelio no es para mí un motivo de orgullo; es una necesidad que se me impone, ¡y pobre de mí si no anuncio el evangelio! Si realizara esta tarea por propia iniciativa, merecería una recompensa; pero si lo hago por obligación, como una tarea que se me ha encomendado, ¿dónde está entonces mi recompensa? Está en el hecho de anunciar gratuitamente el evangelio, sin hacer uso del derecho que me confiere el evangelio.
1 CORINTIOS 9:11-18 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Así que, si hemos sembrado en vosotros una semilla espiritual, no es mucho pedir que cosechemos de vosotros algo de lo material. Si otros tienen tal derecho sobre vosotros, con mayor razón nosotros. Sin embargo, no hemos hecho uso de ese derecho, sino que hemos venido soportándolo todo por no estorbar el anuncio del evangelio de Cristo. Sabéis que quienes trabajan al servicio del templo, viven de lo que hay en el templo; y que quienes atienden el altar donde se ofrecen los sacrificios, comen de la carne de los animales que allí se sacrifican. De igual manera, el Señor ha dispuesto que quienes anuncian el mensaje de salvación, vivan de ese mismo trabajo. Pero yo nunca he hecho uso de ninguno de esos derechos ni tampoco os escribo ahora para que me ofrezcáis cosa alguna. ¡Nadie ha de quitarme esta satisfacción que tengo! Anunciar el evangelio no es para mí ningún motivo de orgullo, sino una obligación ineludible. ¡Y ay de mí si no lo anunciase! Por eso, si lo hago de buen grado, ya tengo mi recompensa; y si lo hago a regañadientes, de todos modos es un encargo que Dios me ha dado. Mi recompensa es la satisfacción de anunciar el evangelio sin cobrar nada; es decir, sin hacer valer mi derecho a vivir de mi trabajo en el anuncio del evangelio.
1 CORINTIOS 9:11-18 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Si hemos sembrado semilla espiritual entre vosotros, ¿será mucho pedir que cosechemos de vosotros lo material? Si otros tienen derecho a este sustento de parte vuestra, ¿no lo tendremos aún más nosotros? Sin embargo, no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear obstáculo al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que sirven en el templo reciben su alimento del templo, y que los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar? Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio. Pero no me he aprovechado de ninguno de estos derechos, ni escribo de esta manera porque quiera reclamarlos. Prefiero morir a que alguien me prive de este motivo de orgullo. Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa; pero, si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado. ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Pues que al predicar el evangelio pueda presentarlo gratuitamente, sin hacer valer mi derecho.