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1 SAMUEL 16:11-23

1 SAMUEL 16:11-23 Reina Valera 2020 (RV2020)

Entonces dijo Samuel a Isaí: —¿Son estos todos tus hijos? Isaí respondió: —Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: —Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí. Envió, pues, por él, y lo hizo entrar. Era rubio, de hermosos ojos y de buen parecer. Entonces el Señor dijo: —Levántate y úngelo, porque este es. Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A partir de aquel día, vino sobre David el espíritu del Señor. Se levantó luego Samuel y regresó a Ramá. El espíritu del Señor se apartó de Saúl, y un espíritu malo de parte del Señor lo atormentaba. Y los criados de Saúl le dijeron: —Mira, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Ordene, pues, nuestro señor a tus siervos que están en tu presencia, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, toque con su mano y tengas alivio. Saúl respondió a sus criados: —Buscadme ahora, pues, a alguno que toque bien, y traédmelo. Entonces uno de los criados respondió: —He visto a un hijo de Isaí de Belén que sabe tocar; es valiente y vigoroso, hombre de guerra, prudente en sus palabras, hermoso, y el Señor está con él. Entonces Saúl envió mensajeros a Isaí, que le dijeron: —Envíame a tu hijo David, el que está con las ovejas. Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de David, su hijo. David se presentó ante Saúl y se puso a su servicio. Saúl lo amó mucho y lo hizo su paje de armas. Luego mandó decir a Isaí: —Te ruego que David se quede conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos. Así, cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y la tocaba. Saúl se aliviaba y se sentía mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.

1 SAMUEL 16:11-23 La Palabra (versión española) (BLP)

Luego preguntó a Jesé: —¿No te quedan más hijos? Y Jesé le respondió: —Falta el más pequeño, que está guardando el rebaño. Y Samuel le dijo: —Manda a buscarlo, pues no comenzaremos hasta que venga. Jesé mandó traerlo. Era sonrosado, de hermosos ojos y bien parecido. El Señor le dijo: —Prepárate a ungirlo porque es este. Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió ante sus hermanos. Y a partir de aquel día el espíritu del Señor acompañó a David. Luego Samuel emprendió el regreso a Ramá. El espíritu del Señor se había apartado de Saúl y lo atormentaba un mal espíritu, enviado por el Señor. Sus servidores le dijeron: —Ya ves que te está atormentando un mal espíritu. Permite a tus siervos que busquemos a alguien que sepa tocar el arpa. Así, cuando te sobrevenga el mal espíritu, él tocará y te sentirás mejor. Saúl les ordenó: —Buscadme a alguien que toque bien y traédmelo. Entonces uno de los servidores le dijo: —Yo conozco a un hijo de Jesé, el de Belén, que sabe tocar y que además es valiente, buen guerrero, elocuente, atractivo y el Señor está con él. Saúl mandó emisarios a decir a Jesé: —Envíame a tu hijo David, el que está con el rebaño. Jesé preparó un asno, tomó pan, un pellejo de vino y un cabrito y se los envió a Saúl con su hijo David. David llegó y se presentó ante Saúl. Este le tomó mucho cariño y lo hizo su escudero. Luego mandó decir a Jesé: —Deja que David se quede a mi servicio, pues me ha caído bien. Y cuando el mal espíritu atacaba a Saúl, David tomaba el arpa y se ponía a tocar. Entonces Saúl se calmaba, se sentía mejor y se le pasaba el mal espíritu.

1 SAMUEL 16:11-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Finalmente le preguntó: –¿No tienes más hijos? –Falta el pequeño, que está cuidando el rebaño –respondió Jesé. –Manda a buscarlo –dijo Samuel–, porque no comenzaremos la ceremonia hasta que él llegue. Jesé lo mandó llamar. Era un muchacho de piel sonrosada, agradable y bien parecido. Entonces el Señor dijo a Samuel: –Este es. Levántate y conságralo como rey. En seguida Samuel tomó el cuerno del aceite, y en presencia de sus hermanos consagró como rey al joven, que se llamaba David. A partir de aquel momento, el espíritu del Señor se apoderó de él. Después Samuel se despidió y se fue a Ramá. Entre tanto, el espíritu del Señor se había apartado de Saúl, y un espíritu maligno enviado por el Señor le atormentaba. Los que estaban a su servicio le dijeron: –Como ves, señor nuestro, un espíritu maligno de parte de Dios te está atormentando. Por eso, ordena a estos tus servidores que busquen a alguien que sepa tocar el arpa, para que, cuando te ataque el espíritu maligno, él toque el arpa y tú te sientas mejor. –Pues buscad a alguien que sepa tocar bien, y traédmelo –contestó Saúl. Entonces uno de ellos dijo: –Yo he visto a uno de los hijos de Jesé, el de Belén, que sabe tocar muy bien. Además es un guerrero valiente y habla con sensatez; es bien parecido y cuenta con la ayuda del Señor. Entonces Saúl mandó mensajeros a Jesé, a decirle: “Envíame a tu hijo David, el que cuida las ovejas”; y Jesé envió su hijo David a Saúl. Y con él envió a Saúl un asno cargado de pan, un odre de vino y un cabrito. Así David se presentó ante Saúl y quedó a su servicio; y Saúl llegó a estimarle muchísimo, y le nombró su ayudante. Y envió Saúl un mensaje a Jesé, rogándole que dejara a David con él, porque le había agradado mucho. Así que, cuando el espíritu maligno de parte de Dios atacaba a Saúl, David tomaba el arpa y comenzaba a tocar. Con eso, Saúl recobraba el ánimo y se sentía mejor, y el espíritu maligno se apartaba de él.

1 SAMUEL 16:11-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

¿Son estos todos tus hijos? ―Queda el más pequeño —respondió Isaí—, pero está cuidando el rebaño. ―Manda a buscarlo —insistió Samuel—, que no podemos continuar hasta que él llegue. Isaí mandó a buscarlo, y se lo trajeron. Era buen mozo, trigueño y de buena presencia. El SEÑOR le dijo a Samuel: ―Este es; levántate y úngelo. Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos. Entonces el Espíritu del SEÑOR vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él. Luego Samuel regresó a Ramá. El Espíritu del SEÑOR se apartó de Saúl, y en su lugar el SEÑOR le envió un espíritu maligno para que lo atormentara. Sus servidores le dijeron: ―Como te darás cuenta, un espíritu maligno de parte de Dios te está atormentando. Así que ordene nuestro señor a estos siervos suyos que busquen a alguien que sepa tocar el arpa. Así, cuando te ataque el espíritu maligno de parte de Dios, el músico tocará, y tú te sentirás mejor. ―Bien —les respondió Saúl—, conseguidme un buen músico y traedlo. Uno de los cortesanos sugirió: ―Conozco a un muchacho que sabe tocar el arpa. Es valiente, hábil guerrero, sabe expresarse y es de buena presencia. Además, el SEÑOR está con él. Su padre es Isaí, el de Belén. Entonces Saúl envió unos mensajeros a Isaí para decirle: «Mándame a tu hijo David, el que cuida del rebaño». Isaí tomó un asno, alimento, un odre de vino y un cabrito, y se los envió a Saúl por medio de su hijo David. Cuando David llegó, se puso al servicio de Saúl, quien lo llegó a apreciar mucho y lo hizo su escudero. Luego Saúl le mandó este mensaje a Isaí: «Permite que David se quede a mi servicio, pues me ha causado muy buena impresión». Cada vez que el espíritu de parte de Dios atormentaba a Saúl, David tomaba su arpa y tocaba. La música calmaba a Saúl y lo hacía sentirse mejor, y el espíritu maligno se apartaba de él.