GÁLATAS 3:7-14
GÁLATAS 3:7-14 Reina Valera 2020 (RV2020)
Sabed, por tanto, que los que tienen fe, estos son hijos de Abrahán. Y la Escritura, al prever que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano a Abrahán esta buena noticia: En ti serán benditas todas las naciones . De modo que los que tienen fe son bendecidos con el creyente Abrahán. Todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito sea el que no permanezca y cumpla todas las cosas que están escritas en el libro de la ley . Y que por la ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque el justo por la fe vivirá . Pero la ley no procede de la fe, sino que dice: El que cumpla estas cosas vivirá por ellas . Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y se hizo maldición por nosotros (pues está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero ), para que en Cristo Jesús la bendición de Abrahán alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.
GÁLATAS 3:7-14 La Palabra (versión española) (BLP)
Comprended de una vez que la verdadera descendencia de Abrahán son los creyentes. Y la Escritura misma, previendo que Dios justificaría a todas las naciones mediante la fe, anunció de antemano a Abrahán esta buena noticia: Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti. Así que todos los que creen serán bendecidos junto con el creyente Abrahán. Por el contrario, cuantos viven pendientes de cumplir la ley están bajo el peso de una maldición. Así lo dice la Escritura: Maldito sea quien no cumpla constantemente todo lo escrito en el libro de la ley. Y es evidente que, por cumplir la ley, nadie será justificado ante Dios, ya que también dice la Escritura: El justo por la fe vivirá. Pero la ley no se nutre de la fe, sino que: quien cumpla estos preceptos, por ellos vivirá. Fue Cristo quien nos libró de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros maldito. Pues dice la Escritura: Maldito sea todo el que muera colgado de un madero. La bendición de Abrahán alcanzará así, por medio de Cristo Jesús, a todas las naciones y nosotros recibiremos, mediante la fe, el Espíritu prometido.
GÁLATAS 3:7-14 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por lo tanto, debéis saber que los verdaderos descendientes de Abraham son los que tienen fe. La Escritura, previendo que también entre los no judíos iba Dios a reconocer como justos a los que tuvieran fe, había anunciado a Abraham esta buena noticia: “Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti.” De manera que los que creen son bendecidos junto con Abraham, que también creyó. Quienes ponen su confianza en la ley de Moisés están bajo maldición, porque la Escritura dice: “Maldito sea el que no cumpla fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.” Por lo tanto, está claro que nadie es reconocido como justo por cumplir la ley; pues la Escritura dice: “El justo por la fe vivirá.” Pero la ley de Moisés no es cuestión de fe, sino que dice: “El que cumpla la ley, vivirá por ella.” Cristo nos liberó de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: “Maldito todo el que muere colgado de un madero.” Esto sucedió para que la bendición que Dios prometió a Abraham alcance también, por medio de Cristo Jesús, a los no judíos; y para que por medio de la fe recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido.
GÁLATAS 3:7-14 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Por lo tanto, sabed que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe. En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: «Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones». Así que los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham, el hombre de fe. Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley». Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque «el justo vivirá por la fe». La ley no se basa en la fe; por el contrario, «quien practique estas cosas vivirá por ellas». Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero». Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.