GÁLATAS 3
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2. Dios nos hace libres por la fe (3.1–5.12)
La experiencia cristiana del Espíritu
1¡Gálatas insensatos!, ¿quién os embrujó? En nuestra predicación hemos mostrado ante vuestros propios ojos a Jesucristo crucificado.#3.1 Cf. 1 Co 1.23; 2.2. 2Solo quiero que me contestéis a esta pregunta: ¿Recibisteis el Espíritu de Dios por cumplir la ley de Moisés o por haber aceptado el mensaje de la fe?#3.2 Por cumplir... mensaje de la fe: contraste que se repite en el v. 5, y que conduce, en el v. 6, al tema de Abraham, hombre de fe que creyó a Dios. 3¿Tan insensatos sois que, habiendo comenzado con el Espíritu, queréis ahora terminar con esfuerzos puramente humanos?#3.3 Terminar con esfuerzos puramente humanos: lit. terminar por la carne; véase Carne en el Índice temático. 4¿Tantas buenas experiencias para nada?... ¡Imposible que hayan sido para nada! 5Cuando Dios os da su Espíritu y hace milagros#3.5 Milagros: Ro 15.18-19; 2 Co 12.12. entre vosotros, ¿por qué lo hace? No en virtud del cumplimiento de la ley, sino porque habéis aceptado el mensaje de la fe.
Dios reconoció a Abraham como justo por su fe
6Abraham creyó a Dios, y Dios se lo tomó en cuenta y le reconoció como justo.#3.6 Gn 15.6; 1 Mac 2.52; Ro 4.3; Pablo desarrolla este tema en Ro 4. 7Por lo tanto, debéis saber que los verdaderos descendientes de Abraham son los que tienen fe.#3.7 Cf. Ro 4.12,16 (y Lc 3.8). 8La Escritura, previendo que también entre los no judíos iba Dios a reconocer como justos a los que tuvieran fe, había anunciado a Abraham esta buena noticia: “Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti.”#3.8 Gn 12.3; Eclo 44.21. 9De manera que los que creen son bendecidos junto con Abraham, que también creyó.
10Quienes ponen su confianza en la ley de Moisés están bajo maldición, porque la Escritura dice: “Maldito sea el que no cumpla fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.”#3.10 Dt 27.26; cf. Hch 15.10. Se vuelve a la cuestión planteada en 3.2, acerca de la relación del cristiano con la ley. 11Por lo tanto, está claro que nadie es reconocido como justo por cumplir la ley;#3.11 Ro 3.20; Gl 2.16. pues la Escritura dice: “El justo por la fe vivirá.”#3.11 El justo por la fe vivirá: Hab 2.4; véase Ro 1.17 nota o. 12Pero la ley de Moisés no es cuestión de fe, sino que dice: “El que cumpla la ley, vivirá por ella.”#3.12 Lv 18.5; citado también en Ro 10.5.
13Cristo nos liberó#3.13 Nos liberó: Aunque el verbo griego hace alusión a una compra, el aspecto que predomina es el de la liberación por medio de la muerte. Véase Ro 3.24 nota s. de la maldición de la ley#3.13 De la maldición de la ley: es decir, de la maldición que pesa sobre el que no se somete a la ley (Dt 27.26). haciéndose maldición#3.13 Haciéndose maldición: es decir, recibiendo todo el peso de la maldición promulgada en el texto que en seguida se cita, tomado de Dt 21.23. por causa nuestra, porque la Escritura dice: “Maldito todo el que muere colgado de un madero.” 14Esto sucedió para que la bendición que Dios prometió a Abraham alcance también, por medio de Cristo Jesús, a los no judíos; y para que por medio de la fe recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido.
La ley no anula la promesa
15Hermanos, voy a hablaros en términos humanos. Cuando un hombre hace un trato y lo respalda con su firma, nadie puede anularlo ni agregarle nada. 16Ahora bien, Dios hizo sus promesas a Abraham y a su descendencia. La Escritura no habla de “descendencias”, en plural, sino en singular. Dice: “y a tu descendencia”, la cual es Cristo.#3.16 Gn 12.7. El uso, en Génesis, de la palabra descendencia (lit. simiente), que es singular pero de sentido colectivo, permite a Pablo aplicarla también en singular a Cristo, conforme a un método de interpretación típico de los maestros judíos. 17Lo que digo es esto: que Dios hizo un pacto con Abraham, y lo confirmó. Por eso, la ley de Moisés, que vino cuatrocientos treinta años más tarde,#3.17 Cuatrocientos treinta años más tarde: alusión a Ex 12.40, según la versión griega (LXX), donde esta cifra incluye el tiempo que los israelitas estuvieron en Canaán y Egipto, o sea desde Abraham hasta Moisés. no puede anular aquel pacto y dejar sin valor la promesa de Dios. 18Si lo que Dios va a darnos en herencia dependiera de la ley de Moisés, ya no sería una promesa;#3.18 Ro 4.14; 11.6. Lo que Dios va a darnos: lit. la herencia; concepto sugerido por el hecho de que la palabra traducida por pacto (alianza) en los vs. 15 y 17 también significa testamento (véase Heb 9.15 nota s). pero el hecho es que Dios prometió a Abraham dárselo gratuitamente.
19Entonces, ¿para qué sirve la ley de Moisés? Fue dada después, para poner de manifiesto la desobediencia de los hombres,#3.19 Ro 5.13,20; 7.7-13. hasta que viniera aquella “descendencia”#3.19 Descendencia: esto es, Cristo (3.16 n.). a quien se le había hecho la promesa. La ley fue proclamada por medio de ángeles, y Moisés actuó de intermediario.#3.19 Por medio de ángeles: Véase Hch 7.53 n.; cf. Heb 2.2. Pablo interpreta esta forma indirecta en que la ley fue promulgada como indicación de que esta es inferior a la promesa. 20Pero no hay necesidad de intermediario cuando se trata de una sola persona, y Dios es uno solo.#3.20 Dt 6.4. Dios es uno solo: otra posible traducción: Dios actúa solo.
Cristo pone término a la ley
21¿Acaso esto significa que la ley de Moisés está en contra de las promesas de Dios? ¡De ninguna manera!, porque si la ley pudiera dar vida, entonces uno podría ser hecho justo por medio de la ley. 22Pero, según dice la Escritura, todos son prisioneros del pecado, para que quienes creen en Jesucristo puedan recibir lo que Dios ha prometido.#3.22 Cf. Sal 14.3, y también Ro 3.10-19; 11.32.
23Antes de venir la fe, la ley nos tenía presos esperando a que la fe fuera dada a conocer. 24La ley, como el esclavo que vigila a los niños,#3.24 El esclavo que vigila a los niños: es decir, un esclavo encargado de custodiar al niño, llevarlo a la escuela, vigilar su conducta y aun castigarlo. Cf. Gl 4.1-7. Pablo no habla aquí del valor educativo de la ley, sino de su carácter transitorio y de su incapacidad para hacer verdaderamente justo al hombre. nos acompañó hasta la venida de Cristo, para que por la fe alcanzásemos la justicia. 25Pero ahora que ha llegado la fe ya no estamos a cargo de aquel esclavo que era la ley. 26Porque por la fe en Cristo Jesús sois todos vosotros hijos de Dios,#3.26 Todos vosotros: es decir, los cristianos, tanto de origen judío como no judío. Cf. Jn 1.12. 27y por el bautismo habéis sido unidos a Cristo y habéis sido revestidos de él.#3.27 Cf. Ro 6.3-5. Revestidos: Ro 13.12-14; cf. Ef 4.22-25; Col 3.8-12. 28Ya no tiene importancia el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos sois uno solo.#3.28 Ro 10.12; 1 Co 12.13; Col 3.11. Pablo insiste en que la igualdad en Cristo va más allá de toda raza, nacionalidad y cultura, y elimina la discriminación por diferencias sociales y de sexo. 29Y si sois de Cristo, también sois descendientes de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo.#3.29 Herederos: Ro 4.13; 8.17; véase 1 P 1.4 n.
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