HEBREOS 6:18-20
HEBREOS 6:18-20 Reina Valera 2020 (RV2020)
para que por dos cosas que no cambian, y en las que Dios no puede mentir, tengamos un poderoso consuelo los que hemos buscado refugio y nos hemos aferrado a la esperanza que se nos ha ofrecido. Una esperanza que tenemos como ancla segura y firme de nuestra vida, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
HEBREOS 6:18-20 La Palabra (versión española) (BLP)
Ofrecía así dos garantías, ambas irrevocables, porque Dios no puede engañar, y proporcionaba un poderoso consuelo a quienes se refugiaban en él para mantener la esperanza a que estamos destinados. Una esperanza que es para nuestra vida como un ancla firme y segura, y que penetra hasta lo más interior del santuario, adonde, abriéndonos camino, ya ha entrado Jesús, constituido sumo sacerdote para siempre según el rango de Melquisedec.
HEBREOS 6:18-20 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
De estas dos cosas que no pueden cambiarse y en las que Dios no puede mentir, recibimos un firme consuelo quienes hemos buscado la protección de Dios y hemos confiado en la esperanza que él nos ha dado. Esta esperanza mantiene firme y segura nuestra alma, lo mismo que el ancla mantiene firme el barco. Es una esperanza que ha penetrado hasta detrás del velo en el templo celestial, donde antes entró Jesús para abrirnos camino, llegando él así a ser sumo sacerdote para siempre, de la misma clase que Melquisedec.
HEBREOS 6:18-20 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros. Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.