SANTIAGO 1:13-17
SANTIAGO 1:13-17 La Palabra (versión española) (BLP)
Nadie acosado por la tentación tiene derecho a decir: «Es Dios quien me pone en trance de caer». Dios está fuera del alcance del mal, y él tampoco instiga a nadie al mal. Cada uno es puesto a prueba por su propia pasión desordenada, que lo arrastra y lo seduce. Semejante pasión concibe y da a luz al pecado; y este, una vez cometido, origina la muerte. Hermanos míos queridos, no os engañéis. Todo beneficio y todo don perfecto bajan de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay cambios ni períodos de sombra.
SANTIAGO 1:13-17 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta». Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos le arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. Mis queridos hermanos, no os engañéis. Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras.
SANTIAGO 1:13-17 Reina Valera 2020 (RV2020)
Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo arrastran y lo seducen. Estos malos deseos conciben y dan a luz el pecado; y el pecado, una vez cometido, da a luz la muerte. Amados hermanos míos, no os engañéis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.
SANTIAGO 1:13-17 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Cuando alguno se sienta tentado a hacer el mal, no piense que es Dios quien le tienta, porque Dios no siente la tentación de hacer el mal ni tienta a nadie para que lo haga. Al contrario, cada uno es tentado por sus propios malos deseos, que le atraen y le seducen. De estos malos deseos nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo, nace la muerte. Queridos hermanos míos, no os engañéis: todo lo bueno y perfecto que se nos da, procede de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo. Dios es siempre el mismo: en él no hay cambios ni sombras.