JUAN 1:1-15
JUAN 1:1-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. Estaba en el principio junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En ella estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad. La luz resplandece en las tinieblas y las tinieblas no la dominaron. Hubo un hombre llamado Juan, enviado por Dios. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. Juan no era la luz, sino testigo de la luz. La luz verdadera, la que ilumina a toda la humanidad, venía al mundo. La Palabra estaba en el mundo y el mundo fue hecho por medio de ella, pero el mundo no la conoció. Vino a lo suyo, pero los suyos no la recibieron. Mas a todos los que la recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, hijos no engendrados de sangre ni por voluntad de carne ni por voluntad de varón, sino hijos de Dios. Y la Palabra se encarnó y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, la gloria que le corresponde como Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él y clamó diciendo: «De este es de quien yo decía: “Viene después de mí uno que es superior a mí; porque ya existía antes que yo”».
JUAN 1:1-15 La Palabra (versión española) (BLP)
En el principio ya existía la Palabra; y la Palabra estaba junto a Dios y era Dios. Ya en el principio estaba junto a Dios. Todo fue hecho por medio de ella y nada se hizo sin contar con ella. Cuanto fue hecho era ya vida en ella, y esa vida era luz para la humanidad; luz que resplandece en las tinieblas y que las tinieblas no han podido sofocar. Vino un hombre llamado Juan, enviado por Dios. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino testigo de la luz. La verdadera luz, la que ilumina a toda la humanidad, estaba llegando al mundo. En el mundo estaba [la Palabra] y, aunque el mundo fue hecho por medio de ella, el mundo no la reconoció. Vino a lo que era suyo, y los suyos no la recibieron; pero a cuantos la recibieron y creyeron en ella, les concedió el llegar a ser hijos de Dios. Estos son los que nacen no por generación natural, por impulso pasional o porque el ser humano lo desee, sino que tienen por Padre a Dios. Y la Palabra se encarnó y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, la que le corresponde como Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él proclamando: «Este es aquel de quien yo dije: el que viene después de mí es superior a mí porque existía antes que yo».
JUAN 1:1-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla. Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió como testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por medio de él todos creyeran. Juan no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo. El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios. Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y a voz en grito proclamó: «Este es aquel de quien yo decía: “El que viene después de mí es superior a mí, porque existía antes que yo”».
JUAN 1:1-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
En el principio ya existía la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla. Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyesen por medio de él. Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo. Aquel que es la Palabra estaba en el mundo, y aunque Dios había hecho el mundo por medio de él, los que son del mundo no le reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no le recibieron. Pero a quienes le recibieron y creyeron en él les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado. Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros lleno de amor y de verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre. Juan dio testimonio de él diciendo: “A este me refería yo cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.”