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MARCOS 1:1-13

MARCOS 1:1-13 La Palabra (versión española) (BLP)

Principio del evangelio. Así está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Se oye una voz, alguien clama en el desierto: «¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él!». Juan el Bautista se presentó en el desierto proclamando que la gente se bautizara como señal de conversión para recibir el perdón de los pecados. La región entera de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán. Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y lo que proclamaba era esto: —Después de mí viene uno que es más poderoso que yo, de quien ni siquiera soy digno de agacharme para desatar las correas de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. Por aquellos días llegó Jesús procedente de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. En el instante mismo de salir del agua, vio Jesús que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma. Y se oyó una voz proveniente del cielo: —Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco. Acto seguido, el Espíritu impulsó a Jesús a ir al desierto, donde Satanás lo puso a prueba durante cuarenta días. Vivía entre animales salvajes y era atendido por los ángeles.

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MARCOS 1:1-13 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Principio de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios. El profeta Isaías había escrito: “Envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: ‘¡Preparad el camino del Señor, abridle un camino recto!’ ” Sucedió que Juan el Bautista se presentó en el desierto bautizando a la gente. Les decía que debían convertirse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonase sus pecados. De toda la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salían a oirle. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán. Juan iba vestido de ropa hecha de pelo de camello, que se sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y comía langostas y miel del monte. En su proclamación decía: “Después de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo.” Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, en la región de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. En el momento en que salía del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. Y vino una voz del cielo, que decía: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.” Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí vivió durante cuarenta días entre las fieras, y fue puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían.

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