MARCOS 1:40-45
MARCOS 1:40-45 Reina Valera 2020 (RV2020)
Vino a él un leproso y le rogaba de rodillas diciendo: —Si quieres, puedes limpiarme. Jesús, profundamente conmovido, extendió la mano, le tocó y le dijo: —Quiero, sé limpio. Tan pronto terminó de hablar, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió en seguida y le dijo con severidad: —Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece, por tu purificación, lo que Moisés mandó, para que a ellos les sirva de testimonio. Pero al salir, comenzó a publicar y a divulgar por todas partes el hecho. Así, pues, Jesús no podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera, en los lugares desiertos. Pese a todo, venían a él de todas partes.
MARCOS 1:40-45 La Palabra (versión española) (BLP)
Se acercó entonces a Jesús un leproso y, poniéndose de rodillas, le suplicó: —Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. Jesús, conmovido, extendió la mano, lo tocó y le dijo: —Quiero. Queda limpio. Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio. Acto seguido Jesús lo despidió con tono severo y le encargó: —Mira, no le cuentes esto a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda prescrita al efecto por Moisés. Así todos tendrán evidencia de tu curación. Pero él, en cuanto se fue, comenzó a proclamar sin reservas lo ocurrido; y como la noticia se extendió con rapidez, Jesús ya no podía entrar libremente en ninguna población, sino que debía permanecer fuera, en lugares apartados. Sin embargo, la gente acudía a él de todas partes.
MARCOS 1:40-45 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Un hombre que tenía lepra se le acercó y, de rodillas, le suplicó: ―Si quieres, puedes limpiarme. Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole: ―Sí, quiero. ¡Queda limpio! Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. Jesús lo despidió en seguida con una fuerte advertencia: ―Mira, no se lo digas a nadie; solo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio. Pero él salió y comenzó a hablar sin reserva, divulgando lo sucedido. Como resultado, Jesús ya no podía entrar en ningún pueblo abiertamente, sino que se quedaba afuera, en lugares solitarios. Aun así, gente de todas partes seguía acudiendo a él.
MARCOS 1:40-45 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo: –Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. Jesús tuvo compasión de él, le tocó con la mano y dijo: –Quiero. ¡Queda limpio! Al momento se le quitó la lepra y quedó limpio. Jesús lo despidió en seguida, recomendándole mucho: –Mira, no se lo digas a nadie. Pero ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación la ofrenda ordenada por Moisés; así sabrán todos que ya estás limpio de tu enfermedad. Sin embargo, en cuanto se fue, comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso, Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había nadie; pero de todas partes acudían a verle.