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SALMOS 25:1-22

SALMOS 25:1-22 La Palabra (versión española) (BLP)

A ti me dirijo, Señor. Dios mío, en ti confío, no me defraudes, que mis enemigos no se burlen de mí. Quien en ti espera no quedará defraudado; pero sí quedará confundido el que es infiel sin motivo. Señor, muéstrame tus caminos, enséñame tus sendas, instrúyeme en tu verdad; enséñame, porque tú eres el Dios que me salva, en ti pongo mi esperanza cada día. Recuerda, Señor, tu misericordia y tu amor que desde siempre existen; olvida mis faltas de juventud y mis pecados, recuérdame en tu amor, por tu bondad, Señor. El Señor es bueno y recto, él muestra el camino a los pecadores, instruye en la justicia a los humildes, enseña a los humildes su camino. Las sendas del Señor son amor y verdad para quienes respetan su alianza y sus mandatos. Señor, haciendo honor a tu nombre, perdona mi grave pecado. A quien venere al Señor, él le enseñará qué camino elegir; vivirá con prosperidad y su descendencia heredará la tierra. El Señor se confía a sus fieles anunciándoles su alianza. Mis ojos tengo siempre en el Señor, él libera mis pies de la trampa. Atiéndeme, apiádate de mí que estoy solo y desvalido. Mis angustias se multiplican, líbrame tú de mis pesares. Mira mis aflicciones y penas, perdóname mis pecados; mira cuántos son mis enemigos y el rencor con que me odian. Protégeme, sálvame, no me defraudes, pues en ti confío. La integridad y la rectitud me protejan porque en ti tengo puesta mi esperanza. ¡Señor, libera a Israel de todas sus angustias!

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SALMOS 25:1-22 Reina Valera 2020 (RV2020)

A ti, Señor, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado. ¡No se alegren de mí mis enemigos! Ciertamente, ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. Muéstrame, Señor, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día. Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor, que existen desde siempre. De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones no te acuerdes. Conforme a tu misericordia acuérdate, Señor, de mí, por tu bondad. Bueno y recto es el Señor; por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los mansos su camino. Todas las sendas del Señor son misericordia y verdad para los que guardan su pacto y sus testimonios. Por amor de tu nombre, Señor, perdonarás también mi pecado, que es grande. ¿Quién es el hombre que teme al Señor? Él le enseñará el camino que ha de escoger. Gozará él de bienestar y su descendencia heredará la tierra. La comunión íntima del Señor es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto. Mis ojos siempre se dirigen hacia el Señor, porque él libera mis pies de la trampa. Mírame y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas. Mira mi aflicción y mi trabajo y perdona todos mis pecados. Mira cómo se han multiplicado mis enemigos y con odio violento me aborrecen. ¡Guarda mi alma y líbrame! No sea yo avergonzado, porque en ti he confiado. Integridad y rectitud me guarden, porque en ti he esperado. ¡Redime, Dios, a Israel de todas sus angustias!

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SALMOS 25:1-22 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

A ti, SEÑOR, elevo mi alma; mi Dios, en ti confío; no permitas que sea yo humillado, no dejes que mis enemigos se burlen de mí. Quien en ti pone su esperanza jamás será avergonzado; pero quedarán en vergüenza los que traicionan sin razón. SEÑOR, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador; ¡en ti pongo mi esperanza todo el día! Acuérdate, SEÑOR, de tu ternura y gran amor, que siempre me has mostrado; olvida los pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, SEÑOR, eres bueno. Bueno y justo es el SEÑOR; por eso les muestra a los pecadores el camino. Él dirige en la justicia a los humildes, y les enseña su camino. Todas las sendas del SEÑOR son amor y verdad para quienes cumplen los preceptos de su pacto. Por amor a tu nombre, SEÑOR, perdona mi gran iniquidad. ¿Quién es el hombre que teme al SEÑOR? Será instruido en el mejor de los caminos. Tendrá una vida placentera, y sus descendientes heredarán la tierra. El SEÑOR brinda su amistad a quienes lo honran, y les da a conocer su pacto. Mis ojos están puestos siempre en el SEÑOR, pues solo él puede sacarme de la trampa. Vuelve a mí tu rostro y ten compasión de mí, pues me encuentro solo y afligido. Crecen las angustias de mi corazón; líbrame de mis tribulaciones. Fíjate en mi aflicción y en mis penurias, y borra todos mis pecados. ¡Mira cómo se han multiplicado mis enemigos, y cuán violento es el odio que me tienen! Protege mi vida, rescátame; no permitas que sea avergonzado, porque en ti busco refugio. Sean mi protección la integridad y la rectitud, porque en ti he puesto mi esperanza. ¡Libra, oh Dios, a Israel de todas sus angustias!

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