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TITO 3:1-15

TITO 3:1-15 Reina Valera 2020 (RV2020)

Recuérdales que se sometan a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a hacer el bien. Que no hablen mal de nadie, que no sean pendencieros, sino amables; que traten a todos con plena humildad. Nosotros también éramos en otro tiempo insensatos y rebeldes; andábamos extraviados, éramos esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Vivíamos en la maldad y la envidia, siendo odiados de todos y odiándonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor para con la humanidad, nos salvó, no en virtud de obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia. Y lo ha hecho por medio del lavamiento que nos permite nacer de nuevo y por la renovación del Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, tengamos la esperanza de ser herederos de la vida eterna. Esta es una palabra digna de confianza, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en hacer buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles para todos. Pero evita las discusiones sobre cosas sin importancia, como las genealogías; no pelees ni discutas sobre cuestiones de la ley; pues son discusiones inútiles y sin sentido. Apártate del que cause divisiones y persiste en ello después de haber sido amonestado una y otra vez. Debes saber que el tal se ha pervertido y que sus propios pecados lo condenan. Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, haz todo lo posible por ir a Nicópolis a encontrarte conmigo, porque allí he determinado pasar el invierno. Preocúpate de que a Zenas, intérprete de la ley, y a Apolos, nada les falte para su viaje. Y que los nuestros aprendan a ocuparse en las buenas obras para los casos de necesidad, para que no se queden sin dar fruto. Todos los que están conmigo te saludan. Saluda a los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros. Amén.

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TITO 3:1-15 La Palabra (versión española) (BLP)

Recuerda a los creyentes que deben someterse a las autoridades que gobiernan: que las obedezcan y estén prontos a colaborar en todo lo bueno que emprendan; que no ofendan a nadie ni se peleen con nadie; que se muestren afables y llenos de dulzura con todo el mundo. Porque también nosotros en otro tiempo fuimos irreflexivos y obstinados; anduvimos descarriados, esclavos de toda suerte de pasiones y placeres, y vivimos en la maldad y la envidia, odiados de todos y odiándonos unos a otros. Pero ahora se han hecho patentes la bondad y el amor que Dios, nuestro Salvador, tiene a los seres humanos. Él nos ha salvado no en virtud de nuestras buenas obras, sino por su misericordia; y lo ha hecho por medio del lavamiento que nos hace nacer de nuevo y por medio de la renovación del Espíritu Santo que Dios ha derramado sobre nosotros con abundancia a través de nuestro Salvador Jesucristo. Justificados así por la gracia de Dios, hemos sido constituidos herederos con la esperanza de recibir la vida eterna. Es esta una palabra digna de crédito y quiero que también tú insistas con tesón en ella para que, cuantos creen en Dios se apliquen con entusiasmo a la práctica del bien. Esto es bueno y útil para todos. Evita, en cambio, las controversias estúpidas sobre genealogías, así como las acaloradas polémicas en torno a la ley; son insustanciales y no conducen a nada. Apártate de quien fomenta divisiones después de haberlo amonestado una e incluso dos veces, pues ya ves que se trata de una persona descarriada y pecadora a la que su propia conciencia condena. Pienso enviarte a Artemas y a Tíquico. En cuanto lleguen, ven enseguida a encontrarte conmigo en Nicópolis, pues he decidido pasar allí el invierno. Preocúpate de que a Zenón, el abogado, y a Apolo nada les falte para su viaje. Que nuestros hermanos aprendan a ser los primeros en la práctica del bien, ayudando en las necesidades más apremiantes, para que no sea su vida como un árbol sin frutos. Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a nuestros amigos en la fe. Que la gracia esté con todos vosotros.

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TITO 3:1-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Recuérdales que se sometan al gobierno y a las autoridades, que sean obedientes y que siempre estén dispuestos a hacer el bien. Que no hablen mal de nadie, que sean pacíficos y bondadosos, y que se muestren humildes de corazón en su trato con todos. Porque antes también nosotros éramos insensatos y desobedientes a Dios; andábamos perdidos, y éramos esclavos de toda clase de deseos y placeres. Vivíamos en maldad y envidia, odiados y odiándonos unos a otros. Pero Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad, y nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho nada bueno, sino porque tuvo compasión de nosotros. Por medio del lavamiento nos ha hecho nacer de nuevo; por medio del Espíritu Santo nos ha dado nueva vida, y por medio de nuestro Salvador Jesucristo nos ha dado el Espíritu Santo en abundancia, para que, hechos justos por su bondad, recibamos la vida eterna que esperamos. Esto es muy cierto, y quiero que insistas mucho en ello, para que quienes creen en Dios se ocupen de hacer el bien. Esto es bueno y útil para todos. Pero evita las discusiones tontas, las leyendas acerca de los antepasados, las discordias y las peleas por cuestiones de la ley de Moisés. Son cosas inútiles y sin sentido. Al que cause divisiones en la iglesia llámale la atención una y otra vez; pero si no te hace caso, expúlsalo de ella, pues debes saber que se ha pervertido y que su mismo pecado le está condenando. Cuando te mande a Artemas o a Tíquico, haz lo posible por ir a verme a Nicópolis, porque he decidido pasar allí el invierno. Ayuda en todo lo que puedas al abogado Zenas, y a Apolos, dándoles lo necesario para su viaje y para que no les falte nada. Y que los nuestros aprendan también a hacer el bien y a ayudar en casos de necesidad, para que su vida sea útil. Todos los que están conmigo te mandan saludos. Saluda a nuestros queridos amigos en la fe. Que Dios derrame su gracia sobre todos vosotros.

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TITO 3:1-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Recuérdales a todos que deben mostrarse obedientes y sumisos ante los gobernantes y las autoridades. Siempre deben estar dispuestos a hacer lo bueno: a no hablar mal de nadie, sino a buscar la paz y ser respetuosos, demostrando plena humildad en su trato con todo el mundo. En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros. Pero, cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna. Este mensaje es digno de confianza, y quiero que lo recalques, para que los que han creído en Dios se empeñen en hacer buenas obras. Esto es excelente y provechoso para todos. Evita las necias controversias y genealogías, las discusiones y peleas sobre la ley, porque carecen de provecho y de sentido. Al que cause divisiones, amonéstalo dos veces, y después evítalo. Puedes estar seguro de que tal individuo se condena a sí mismo por ser un perverso pecador. Tan pronto como te haya enviado a Artemas o a Tíquico, haz todo lo posible por ir a Nicópolis a verme, pues he decidido pasar allí el invierno. Ayuda en todo lo que puedas al abogado Zenas y a Apolos, de modo que no les falte nada para su viaje. Que aprendan los nuestros a empeñarse en hacer buenas obras, a fin de que atiendan a lo que es realmente necesario y no lleven una vida inútil. Saludos de parte de todos los que me acompañan. Saludos a los que nos aman en la fe. Que la gracia sea con todos vosotros.

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