TITO 3:4-7
TITO 3:4-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Pero ahora se han hecho patentes la bondad y el amor que Dios, nuestro Salvador, tiene a los seres humanos. Él nos ha salvado no en virtud de nuestras buenas obras, sino por su misericordia; y lo ha hecho por medio del lavamiento que nos hace nacer de nuevo y por medio de la renovación del Espíritu Santo que Dios ha derramado sobre nosotros con abundancia a través de nuestro Salvador Jesucristo. Justificados así por la gracia de Dios, hemos sido constituidos herederos con la esperanza de recibir la vida eterna.
TITO 3:4-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Pero, cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así lo hizo para que, justificados por su gracia, llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna.
TITO 3:4-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor para con la humanidad, nos salvó, no en virtud de obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia. Y lo ha hecho por medio del lavamiento que nos permite nacer de nuevo y por la renovación del Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, tengamos la esperanza de ser herederos de la vida eterna.
TITO 3:4-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pero Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad, y nos salvó, no porque nosotros hubiéramos hecho nada bueno, sino porque tuvo compasión de nosotros. Por medio del lavamiento nos ha hecho nacer de nuevo; por medio del Espíritu Santo nos ha dado nueva vida, y por medio de nuestro Salvador Jesucristo nos ha dado el Espíritu Santo en abundancia, para que, hechos justos por su bondad, recibamos la vida eterna que esperamos.