7 Días Para Dejar A Un Lado Tus ProblemasMuestra

Presta atención a tu diálogo interno

Empezamos hoy una semana en el corazón del Salmo 94:18 para aprender a dejar nuestras preocupaciones a los pies de Jesús y encontrar (por fin) la alegría.

“Cuando yo decía: ‘Mi pie resbala’, tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma” (Salmo 94:18-19).

“Cuando yo decía...”. Todos tenemos la costumbre de hablarnos a nosotros mismos, constantemente. Y tú querid@ amig@, ¿qué sueles decirte a ti mismo, en el secreto de tu diálogo interior? ¿Qué palabras empleas?

Algunos piensan que no son:

• suficientemente dotados,
• suficientemente extrovertidos
• suficientemente pacientes.
• suficientemente inteligentes
• suficientemente guapos/guapas.
• suficientemente buenos para ser amados.

Quizá te han dicho este tipo de cosas durante varios años, pero Dios te habla también, y hoy su voz resuena más fuerte en ti: “Tienes tanto valor ante mí que dejé que mi Hijo único muriera por ti. Tienes tanto valor para mí, que te persigo con mi amor incansablemente”.

La relación entre nuestro diálogo interior y nuestra fe es muy estrecha. Mira lo que dijo Jeremías cuando perdió toda esperanza de poder salvarse, mientras dirigía esta oración llena de honestidad a Dios: “Y digo: «La vida se me acaba, junto con mi esperanza en el Señor». Recuerda que ando errante y afligido,     que estoy saturado de hiel y amargura. Siempre tengo esto presente, y por eso me deprimo” (Lamentaciones 3:18-20).

Pero Dios sabe que cambiar nuestro diálogo interno es algo que toma tiempo. También el profeta, en la misma oración, dice: “Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!»” (Lamentaciones 3:21-24).

Para dejar tus preocupaciones y encontrar la alegría, empieza a “escuchar” lo que te dices a ti mismo, y cámbialo para que tu diálogo interno sea conforme a lo que Dios quiere. Él es paciente, y si le dejas hacer, Él te ayudará. ¡Con Él harás proezas!

Gracias por existir, 

Eric Célérier

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