Loco amor con Francis ChanMuestra
“Loco amor”
Si has pasado tiempo en la iglesia, has escuchado, de una forma u otra, la idea de que Dios nos ama. Para mí, el único problema con esto era que me lo enseñaron como un concepto, no como algo que yo supiera que era cierto implícitamente. Durante años tuve el amor de Dios en la cabeza, busqué la respuesta correcta en el test “what God is like” (cómo es Dios), pero no lo entendía completamente en mi corazón.
No creo que sea la única persona que ha malinterpretado el amor de Dios. A la mayoría de nosotros, hasta cierto punto nos resulta difícil entender, creer o aceptar el amor absoluto y sin límites de Dios por nosotros.
Afortunadamente para mí, mi relación con Dios experimentó un cambio importante cuando me convertí en padre. Después de que mi hija mayor naciera, empecé a ver lo equivocado que estaba en mi manera de pensar acerca de Dios. Por primera vez pude probar algo de lo que creo que Dios siente por nosotros. Pensaba a menudo en mi hija, oraba por ella de noche mientras dormía, le enseñaba su foto a cualquiera dispuesto a mirar. Quería darle el mundo.
Mi propio amor por mis hijos es tan fuerte que abrió mis ojos al alcance del amor de Dios por nosotros. La expresión de amor de mi hija y su deseo de estar conmigo es algo asombroso. Nada se puede comparar a ser de verdad completamente querido por tus hijos.
A través de esta experiencia llegué a entender que mi amor por mis hijos es solo un débil eco del grandioso amor de Dios por mí y por cada persona que ha creado. Soy solo un padre terrenal y pecador, y quiero tanto a mis hijos que duele. ¿Cómo puedo no confiar en un Padre celestial y perfecto que me quiere infinitamente más que yo a mis hijos?
* ¿Crees que el grandioso amor de Dios es para ti, personalmente? ¿Qué puedes hacer para trasladar este conocimiento de tu mente a tu corazón?
Para terminar, mira este vídeo y reflexiona sobre los temas tratados:
Escritura
Acerca de este Plan
Extraído del libro «Loco amor» uno de los más vendidos del New York Times, Francis Chan profundiza en el increíblemente apasionado amor de Dios por nosotros y en cuál debería ser nuestra respuesta apropiada a dicho amor. Pero no se detiene aquí, nos invita a reflexionar sobre la grandeza de Dios y la enorme diferencia entre su majestad eterna y nuestras vidas transitorias aquí en la tierra.
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