El valor de la planificaciónMuestra

La planificación efectiva requiere de una mentalidad estratégica 

La metáfora empleada por Jesús de Nazaret en Lucas 14:28-30 ilustra muy bien la necesidad de pensar con mentalidad estratégica.

Sin visión estratégica es muy difícil planificar eficazmente, porque planificar requiere pensar en el futuro y traer el futuro al presente para tratar con él hoy. Y eso implica pensar de forma estratégica: empezar con un fin en mente. Tener una clara comprensión de hacia dónde se quiere llegar, lo cual requiere estar constantemente visualizando opciones y evaluando escenarios, porque se tiene un propósito claro, articulado en objetivos definidos, lo que permite anticiparse a la toma de decisiones, al determinar hoy las acciones necesarias que afectarán el futuro. 

Ahora, desarrollar un enfoque estratégico no significa llenarnos de cuentas y análisis rigurosos, aunque el análisis es necesario, sino más bien adoptar un estado mental flexible y abierto al cambio; y desarrollar la capacidad de ver los obstáculos que se pueden presentar, las posibilidades ocultas y las diferentes opciones que se pueden elegir, lo que requiere también desarrollar la capacidad de visualizar e imaginar con creatividad los pasos requeridos para alcanzar los objetivos planteados. Este es un proceso más intuitivo que racional.

Planificar requiere anticipar los recursos y la forma de trabajar

La planificación también se ocupa tanto de los fines (qué hay que hacer), como de los medios (cómo hacerlo). La planificación es el proceso de establecer metas y planes de acción, y elegir los medios y recursos para generar los resultados esperados. Todo esto forma parte de la estrategia que debe acompañar a la planificación. Esa es la invitación del Jesús en su parábola: no actuar por impulso, sino con previsión.