Paz en la TormentaMuestra

 Día 3: Deja de luchar contra Dios

Otra manera de confrontar los temores y deshacerse de esa ansiedad:

Aférrate de lo que es verdadero. Es decir, no permitir que la imaginación nos haga creer lo que nunca va a suceder. Recuerda que Satanás nos ataca con temores infundados. Pero estos se disipan fácilmente cuando los comparamos con la verdad. Otra pieza de la armadura de un cristiano es el cinturón de la verdad:

“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad” (Efesios 6:14)

Los soldados romanos sujetaban parte de su túnica con el cinturón, para evitar tropezar. Sujeta los pensamientos descarriados con el cinturón de la verdad para que no tropieces. Frente a situaciones hay gente que entra en pánico porque no sabe cómo enfrentar los problemas.

Las crisis o ataques de pánico son episodios súbitos de miedo intenso que se acompañan por sensaciones en el cuerpo y pensamientos de catástrofe. 

Deja de luchar contra Dios. El temor es enemigo de la fe. La fe se relaja y cree, la fe espera; el temor nos llena de angustia y sufrimientos. El hombre de fe lo entrega todo y espera en Dios. 

Dejar de luchar contra Dios es confiar en su providencia. Dios es digno de confianza y cuando dejamos de confiar en Dios, entonces comenzamos a luchar y luchar produce enojo y frustración.

Deja la frustración, las preocupaciones y la angustia de lado y aférrate a Dios, a las promesas que él tiene para ti, para tu vida y para tu familia. 

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