Días GrisesMuestra

No necesariamente sueles tener el corazón roto por una relación de noviazgo. A lo mejor, es por el amor que no se te dio; a lo mejor tus padres no te dieron o no te dan el amor que necesitas y suplicas en silencio por ese amor, ese amor que tanta falta te hace; a lo mejor creciste con un gran dolor y no lo pudiste soltar o superar y se volvió un monstruo, se quedó en tu hoja de vida para siempre y no sabes cómo lidiar con ello, porque cada vez que lo haces sueles perder, te cansas y ya no buscas ayuda.

Yo sé que la vida no te dio tregua, te dejaron caer y te entiendo. Yo también estuve ahí, sin saber qué hacer, ni a quién preguntar.

Sé de personas que cargaron toda su vida con un corazón roto y un alma rota, con una herida que era imposible de tapar, una herida que era visible en su rostro a pesar de que la herida era en el alma.

Siempre he pensado que Dios no solamente es omnipotente, omnipresente y omnisciente, sino que también es zurcidor. Él es experto es zurcir muñecas rotas. Él es especialista en reparar gente rota, gente que siente que la vida se le viene abajo y que no hay quién la sostenga. 

Parece sorprendente, pero cuando Él decide usar a alguien se asegura de que la persona sea alguien roto. ¿Por qué? Porque solamente alguien que estuvo roto puede comprender a otro roto.

Sé que preguntas por qué pasó lo que pasó, y lo peor es que no tienes respuestas. Solo preguntas sin contestar. Ahora bien, yo tampoco tengo todas las respuestas, pero puedo decirte que esa herida que tienes ahora, Dios va a sanarla, pero ten cuidado porque ahora tendrás una cicatriz, sin embargo, esta ya no dolerá, solamente será un recordatorio de dónde vienes y de que tienes que ayudar a otros que tengan la misma herida.