Camina sin temor

Para lograr caminar sin temor, primero tenemos que comenzar a caminar con temor. Debes caminar a pesar de tus miedos e inseguridades, verás que, si Dios está contigo, esos temores desaparecerán.

Conozco una mujer que tuvo que caminar durante mucho tiempo con miedo, no fue hasta haber recorrido un largo trecho cuando descubrió que había dejado el temor en medio del camino. Esta mujer vivió maltrato físico y emocional, desprecio y abandono, por quien prometió amarla hasta el final. Con el corazón roto y el alma hecha pedazos se levantó y emprendió un viaje hacia un destino desconocido, pero en el cual tenía la esperanza que fuera mejor que su realidad.

Y así fue… Dios la encontró, aun en medio de su dolor. Ahí, también te puede encontrar a ti, en medio de las consecuencias provocadas por tus malas decisiones o en medio del caos provocado por alguien más. 

Soy testigo de cómo Dios le ha dado una nueva vida, que no es perfecta, pero es una hermosa realidad la cual debe construir día a día con sabiduría.

Quizás la historia de esta mujer es parecida a la tuya o está muy lejos de tu realidad. Sin embargo, muchas mujeres atravesamos temporadas oscuras, temporadas, donde estamos paralizadas, ahogándonos en medio de nuestras propias lágrimas. Todas tenemos la opción de quedarnos ahí o movernos y comenzar a caminar, aun con miedos.  Si comienzas a caminar con todos tus miedos, al igual que mi amiga, lograrás después caminar sin temor. Nunca esperes estar libre del temor para comenzar a caminar. El reto es caminar, aun llena de temores. 

Vence tus miedos, tus inseguridades, tus límites…  

Dios nos dice en su Palabra:

Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas. Josué 1:9

No sé cuál camino necesites tomar ni que decisiones cambiarán tu rumbo. Solo sé que cuando decidas caminar, el Señor, nuestro Dios, estará contigo. No debes temer, con Él estarás segura. El hombre puede hacerte daño con palabras o con actos, pero Dios solo quiere tu bienestar. El Reino de los cielos está disponible para nosotros aquí en la Tierra y tiene a disposición de nosotros bendiciones, nueva vida, restauración, prosperidad, abundancia, sanidad, salvación y tantas cosas buenas, que hacen bien a nuestra alma.