Grandes Héroes De La Fe - JacobMuestra

La historia de Israel, el pueblo de Dios, es también la historia de tres personas: Abraham, Isaac y Jacob. Tres vivencias de fe, tres hombres sobre los cuales Dios estableció Su nombre, Soberanía y Poder. Y de paso también es nuestra historia en el viaje espiritual de la fe en Jesucristo.

Y le dijo Dios a Moisés: “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob”.

En Abraham se evidencia que el llamamiento y elección las hace nuestro Padre Celestial. Por tanto, no es nuestra breve historia en la tierra quien nos presenta a Dios; siempre hemos sido conocidos por Él. En Jesús, fue Dios quien tomó la iniciativa de redimirnos y guiarnos a una correcta relación en Su amor. Al igual que con Abraham, el hombre por iniciativa propia, nunca empezaría nada para salvarse “¡Es Dios quien enciende la chispa de la vida espiritual en ti!” (Jn. 6:44, Gen.12:1-5).

En Isaac se evidencia la naturaleza de lo “Común y corriente” de muchas personas, de los que no son, ni pioneros, ni emprendedores, sobresalientes o grandes visionarios. Al descubrir su condición de hijos amados de Dios, se deleitan en la promesa y entienden que todo lo que tienen ha sido por la bondad de su Padre Celestial; entonces deciden vivir por gracia, no por sus grandes condiciones. En ellos se evidencia que el perdón, la santificación y la libertad no se obtienen por mérito propio, sino que se recibe en gracia y gratitud (1 Cor. 4:7)

Jacob, el astuto, seductor y mañoso nieto de Abraham, fue sometido por las dificultades de la vida en el horno del quebrantamiento por el Espíritu Santo con el fin de forjar a Cristo en él. Su vida es el reflejo de la maravillosa obra que el Espíritu Santo opera en nuestro interior con el fin de cambiar nuestra vieja naturaleza pecaminosa y corrompida AC (Antes de Cristo) en un verdadero creyente DC (Después de Cristo), una nueva naturaleza, una nueva persona, santa, digna e íntegra ante Dios (Is. 43:1)

“Ya tengo ciento treinta años —respondió Jacob—. Mis años de andar peregrinando de un lado a otro han sido pocos y difíciles, pero no se comparan con los años de peregrinaje de mis antepasados.” (Gen. 47:9)

Descubramos juntos en las próximas reflexiones lo que el viaje de fe de Jacob tiene para enseñarnos, un viaje que a veces se dificultó por los efectos de sus propios pecados y su deseo de manipular su camino hacia la bendición de Dios.

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