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Dios dijo al pueblo que“ya había sido suficiente tiempo el que habían pasado en Horeb”. Para quienes no lo saben, Horeb significa “comunión con Dios”.

La intimidad con Dios, mientras estemos en la tierra, resultará en un creciente amor por Él, pero también en un creciente amor por las personas que producirá una cada vez mayor conciencia y eficacia en nuestra tarea. Pero la tendencia a querer establecerse en Horeb no solo ocurrió con el pueblo de Israel, sino también con los discípulos del Señor, e incluso nos ha sucedido a nosotros en gran medida.

Mateo 17 relata que tres discípulos de Jesús pudieron ser testigos de su transfiguración junto con Elías y Moisés. Y Pedro, al verlo, dijo: “Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí. Hagamos aquí tres enramadas (chozas), una para nosotros, una para Elías y otra para Moisés”. Al momento Dios Padre habló desde el cielo y dijo: “Este es mi hijo amado, a él oíd”.

¿Qué puede significar esto? Que siempre que sobreenfatizamos un mover, y perdamos de vista a Jesús, las experiencias terminarán mal. El único foco debe estar puesto sobre Jesús.

Jesús dijo a sus discípulos: “Descendamos del monte”; porque mientras estemos en la tierra deberemos subir para buscar en su presencia, pero descender para manifestar la voluntad de Dios en la tierra.