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La Palabra (versión española)

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 <div class="chapter ch25" data-usfm="1SA.25.4+1SA.25.5+1SA.25.6+1SA.25.7+1SA.25.8+1SA.25.9+1SA.25.10+1SA.25.11+1SA.25.12+1SA.25.13+1SA.25.14+1SA.25.15+1SA.25.16+1SA.25.17+1SA.25.18+1SA.25.19+1SA.25.20+1SA.25.21+1SA.25.22+1SA.25.23+1SA.25.24+1SA.25.25+1SA.25.26+1SA.25.27+1SA.25.28+1SA.25.29+1SA.25.30+1SA.25.31+1SA.25.32+1SA.25.33+1SA.25.34+1SA.25.35+1SA.25.36+1SA.25.37+1SA.25.38+1SA.25.39+1SA.25.40+1SA.25.41+1SA.25.42+1SA.25.43+1SA.25.44">
 <div class="p">4David se enter&#243; en el desierto de que Nabal estaba esquilando su ganado 5y envi&#243; a diez muchachos con este encargo:</div><div class="p">&#8212;Subid a Carmel, id a ver a Nabal y saludadlo de mi parte, 6dici&#233;ndole: &#161;Por mi vida! Que teng&#225;is salud t&#250;, tu familia y toda tu hacienda. 7Me he enterado de que estabas esquilando. Pues bien, tus pastores estuvieron con nosotros; no los molestamos, ni perdieron nada mientras estuvieron en Carmel. 8Pregunta a tus criados y te informar&#225;n. As&#237; que atiende favorablemente a mis muchachos, pues venimos en buen momento. Y dale a tus siervos y a tu hijo David lo que tengas a mano.</div><div class="p"> 9Cuando los muchachos de David llegaron, comunicaron a Nabal todas estas palabras en nombre de David y se quedaron aguardando. 10Nabal les respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Y qui&#233;n es ese David? &#191;Qui&#233;n es ese hijo de Jes&#233;? Porque hoy d&#237;a abundan los esclavos que huyen de sus amos. 11&#191;Cre&#233;is que voy a tomar mi pan, mi agua y la carne que he sacrificado para mis esquiladores y se la voy a dar a unos hombres que desconozco de d&#243;nde vienen?</div><div class="p"> 12Los muchachos de David dieron media vuelta y regresaron adonde estaba David a quien contaron las palabras de Nabal. 13David orden&#243; a sus hombres:</div><div class="p">&#8212;&#161;Todos a las armas!</div><div class="p">Todos empu&#241;aron su espada, al igual que David, y partieron tras &#233;l unos cuatrocientos hombres, mientras que otros doscientos se quedaban guardando las pertenencias.</div><div class="p"> 14Uno de los criados avis&#243; a Abigail, esposa de Nabal:</div><div class="p">&#8212;Mira, David ha enviado unos mensajeros desde el desierto para saludar a nuestro amo y &#233;l los ha humillado. 15Esos hombres se portaron muy bien con nosotros, pues ni nos molestaron, ni nos quitaron nada durante el tiempo que anduvimos con ellos por el campo. 16D&#237;a y noche nos protegieron como una cerca durante todo el tiempo que estuvimos junto a ellos cuidando el ganado. 17As&#237; que mira a ver qu&#233; puedes hacer, porque seguramente est&#225; decidida la ruina de nuestro amo y de toda su familia. Y &#233;l es un insolente con el que no se puede hablar.</div><div class="p"> 18Abigail prepar&#243; r&#225;pidamente doscientos panes, dos odres de vino, cinco corderos ya preparados, cinco medidas de trigo tostado, cien tortas de pasas y otras doscientas de higos; las carg&#243; sobre los asnos 19y orden&#243; a sus criados:</div><div class="p">&#8212;Id vosotros delante, que yo os seguir&#233;.</div><div class="p">Sin decirle nada a su marido Nabal, 20baj&#243; montada en el burro por la ladera del monte, mientras David y sus hombres bajaban en direcci&#243;n contraria y les sali&#243; al encuentro. 21David hab&#237;a dicho: &#171;&#161;In&#250;tilmente he estado cuidando las posesiones de ese fulano en el desierto, para que no echara nada de menos, si ahora me devuelve mal por bien! 22Que Dios me castigue si al amanecer dejo vivo a un solo var&#243;n de los que est&#225;n con &#233;l&#187;.#3,17+.</div><div class="p"> 23Nada m&#225;s ver a David, Abigail baj&#243; r&#225;pidamente del burro, se postr&#243; en tierra ante &#233;l y le hizo una reverencia. 24Luego, postrada a sus pies, le dijo:</div><div class="p">&#8212;&#161;Yo tengo toda la culpa, se&#241;or! Pero d&#233;jame que te hable y escucha las palabras de esta tu sierva. 25Que mi se&#241;or no tome en serio a ese insolente de mi marido, Nabal, porque hace honor a su nombre: se llama Imb&#233;cil y la imbecilidad lo define. Pero esta sierva tuya no vio a los muchachos que mi se&#241;or envi&#243;. 26Ahora, se&#241;or m&#237;o, por la vida del Se&#241;or y por tu propia vida, es el Se&#241;or quien te impide derramar sangre y tomarte la justicia por tu mano. &#161;Ojal&#225; sean como Nabal todos tus enemigos y los que buscan la ruina de mi se&#241;or! 27Que el obsequio que esta sierva tuya ha tra&#237;do a su se&#241;or se reparta entre los muchachos que lo acompa&#241;an. 28Te ruego disculpes la falta de esta sierva tuya, porque el Se&#241;or va a construirte una casa estable, pues mi se&#241;or combate las guerras del Se&#241;or y ninguna desgracia te alcanzar&#225; en toda tu vida. 29Cuando alguien quiera perseguirte y atentar contra tu vida, la vida de mi se&#241;or quedar&#225; a buen recaudo en la bolsa de la vida, al cuidado del Se&#241;or tu Dios; mientras que la vida de tus enemigos ser&#225; arrojada lejos como piedra en la honda. 30Que cuando el Se&#241;or cumpla a mi se&#241;or todo el bien que le ha prometido y lo constituya jefe de Israel, 31mi Se&#241;or no tenga que sufrir remordimiento o pesar por haber derramado sangre inocente y haberse tomado la justicia por su mano. Y que cuando el Se&#241;or te haya colmado de bienes, te acuerdes de esta tu sierva.</div><div class="p"> 32David le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Bendito sea el Se&#241;or, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! 33&#161;Bendita tu sensatez y tambi&#233;n t&#250; que me has impedido hoy derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano! 34&#161;Te juro por el Se&#241;or, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte da&#241;o, porque si t&#250; no te hubieras apresurado en salir a mi encuentro, al amanecer no le habr&#237;a quedado vivo a Nabal ni un solo var&#243;n!</div><div class="p"> 35Luego David acept&#243; todo lo que ella le hab&#237;a tra&#237;do y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Puedes volver tranquila a tu casa. Ya ves que he escuchado tus palabras y he atendido a tu petici&#243;n.</div><div class="p"> 36Cuando Abigail lleg&#243; adonde estaba Nabal, este estaba celebrando un banquete digno de un rey. Como estaba muy contento y completamente borracho, ella no le coment&#243; nada hasta el amanecer. 37A la ma&#241;ana siguiente, cuando a Nabal se le hab&#237;a pasado la borrachera, su esposa le cont&#243; todo lo sucedido. Entonces le fall&#243; el coraz&#243;n y se qued&#243; de piedra. 38Al cabo de unos diez d&#237;as, el Se&#241;or hiri&#243; de muerte a Nabal y este falleci&#243;. 39Cuando David se enter&#243; de que Nabal hab&#237;a muerto, coment&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Bendito sea el Se&#241;or que me ha vengado de la afrenta que me hizo Nabal y ha preservado a su siervo de actuar mal, haciendo recaer sobre Nabal su propia maldad!</div><div class="p">Luego envi&#243; una embajada a Abigail con una proposici&#243;n de matrimonio. 40Cuando los criados de David llegaron a Carmel, dijeron a Abigail:</div><div class="p">&#8212;David nos env&#237;a a ti para tomarte como esposa.#27,3; 2 Sm 2,2; 3,2-3.</div><div class="p"> 41Ella se levant&#243;, se postr&#243; en tierra y les dijo:</div><div class="p">&#8212;Esta servidora es tu esclava y est&#225; dispuesta a lavar los pies de los criados de mi se&#241;or.</div><div class="p"> 42Luego Abigail se prepar&#243; r&#225;pidamente, mont&#243; en su burro, acompa&#241;ada por cinco doncellas, sigui&#243; a los mensajeros de David y se cas&#243; con &#233;l. 43David se cas&#243; tambi&#233;n con Ajino&#225;n, de Jezrael, y las dos fueron sus esposas; 44pues Sa&#250;l hab&#237;a entregado a su hija Mical, la mujer de David, a Palt&#237;, hijo de Lais, el de Gal&#237;n.#18,20.27; 2 Sm 3,13-14.</div>
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 <div class="chapter ch26" data-usfm="1SA.26.1+1SA.26.2+1SA.26.3+1SA.26.4+1SA.26.5+1SA.26.6+1SA.26.7+1SA.26.8+1SA.26.9+1SA.26.10+1SA.26.11+1SA.26.12">
 <div class="p">1Gentes de Zif llegaron a Guibe&#225; a informar a Sa&#250;l:</div><div class="p">&#8212;David est&#225; escondido en la colina de Jaquil&#225;, frente al desierto.</div><div class="p"> 2Entonces Sa&#250;l se puso en camino y baj&#243; al desierto de Zif con tres mil hombres de lo m&#225;s selecto de Israel para buscar all&#237; a David.#23,19-23. 3Sa&#250;l acamp&#243; en la colina de Jaquil&#225;, frente al desierto, al lado del camino. Pero David, que viv&#237;a en el desierto, se enter&#243; de que Sa&#250;l hab&#237;a venido a perseguirlo al desierto 4y envi&#243; esp&#237;as para investigar d&#243;nde estaba Sa&#250;l. 5Entonces David fue hasta el lugar donde estaba acampado Sa&#250;l e inspeccion&#243; el sitio donde estaban acostados Sa&#250;l y Abner, el hijo de Ner, general de su ej&#233;rcito. Sa&#250;l estaba acostado dentro del recinto y la gente acampaba a su alrededor. 6David consult&#243; con Ajim&#233;lec, el hitita, y con Abisay, hijo de Seruy&#225; y hermano de Joab y les pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qui&#233;n est&#225; dispuesto a bajar conmigo al campamento de Sa&#250;l?</div><div class="p">Y Abisay respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Yo bajar&#233; contigo.</div><div class="p"> 7David y Abisay llegaron, pues, hasta donde estaba la tropa. Sa&#250;l dorm&#237;a acostado dentro del recinto, con su lanza clavada en el suelo junto a la cabecera. Abner y la tropa estaban acostados a su alrededor. 8Abisay dijo a David:</div><div class="p">&#8212;Dios pone hoy a tu enemigo en tus manos. D&#233;jame, pues, que lo clave en tierra de una sola lanzada y no habr&#225; que rematarlo.</div><div class="p"> 9Pero David respondi&#243; a Abisay:</div><div class="p">&#8212;No lo mates, porque no se puede atentar impunemente contra el ungido del Se&#241;or.#24,7+.</div><div class="p"> 10Y a&#241;adi&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Vive Dios, que habr&#225; de ser el Se&#241;or quien lo hiera, o cuando le llegue la hora de la muerte, o cuando caiga y perezca al entrar en combate! 11&#161;El Se&#241;or me libre de atentar contra su ungido! As&#237; que toma la lanza que est&#225; a su cabecera y la cantimplora, y v&#225;monos.</div><div class="p"> 12David tom&#243; la lanza y la cantimplora de la cabecera de Sa&#250;l y se marcharon, sin que nadie los viese, ni se enterase, ni despertase. Todos estaban dormidos, pues el Se&#241;or los hab&#237;a hecho caer en un profundo sue&#241;o. </div>
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1 SamuelMuestra

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