Suficientemente BuenoMuestra

Nadie puede entrar en el cielo haciendo algo (2 Timoteo 1:9). Menos mal, porque no sabría cómo compensar mi cantidad de malas acciones en esta vida. Gracias al sufrimiento de Jesús en la cruz y a su resurrección de entre los muertos, todos los pecados han sido perdonados. ¡Ya no cuentan para el juicio! Estamos cubiertos con Su amor. Y lavados con Su sangre.

Lo que Jesús ha hecho es gratis.
No cuesta nada. Por eso se llama gracia. Es el favor inmerecido por el cual eres salvo (Tito 3:5) y puedes aceptarlo en cualquier momento.
Así que no hay prueba previa.
Ni 100.000 horas de trabajo.
Si te arrepientes, simplemente te será concedido.

Sin embargo, puede resultar difícil aceptarlo. Estamos acostumbrados a la idea de que primero hay que trabajar para ganar algo.
Una buena acción merece otra ¿no?

Hubo un tiempo en que me costaba imaginar que no tenía que hacer nada para mantenerme a salvo. Cinco días a la semana, cocinaba para la iglesia como voluntario. Seguía todas las reglas que la iglesia me imponía, aunque a veces me hacía sentir como si estuviera de nuevo en la cárcel.

Afortunadamente, no es así como funciona con Dios. Su promesa es firme. Nuestra salvación está consumada. No se puede ganar con cosas que hagamos.

Podemos, sin embargo, hacer hermosas obras para honrar a Dios. Tales obras son fruto de la fe. Pero al hacerlo, debemos tener en cuenta que no hacemos las obras para asegurar nuestro lugar en el cielo. Porque eso ya está asegurado a través de Jesús (Juan 14:6).

¿Cómo se rompe con la idea de que hay que ganarse la gracia de Dios? No se trata de obras sino de fe.

Conectados en Él,
Johan