El Renacer De Dos Épocas: Esperanza Muestra

Renacer del pacto

El renacer de la esperanza, nace de hacer pacto con Dios. A veces necesitamos hacerle un pacto cada día, que podamos demostrarle cuánto le amamos. El pacto puede ser como el del matrimonio; hacer pacto con Dios de fidelidad, de ofrecerle conversaciones, de darle un corazón amable, de darle respeto, de santidad y un amor verdadero. Cualquiera sea el pacto que le hagamos, Dios se lo merece. Las personas en la humanidad rompen sus pactos matrimoniales con Dios y así mismo rompen sus pactos de amor hacia todo lo que ejercen y hacia los seres humanos. Pueden haber varios pactos. Tales como; el amor es querer que estés bien, que todo te vaya bien, y ayudarte cuando te sientas mal, llevar la salvación y que sientas al verdadero Dios. Puedes tener tus propias formas de pactar amor para Dios. En la historia podemos ver como el pacto hecho en la Cruz, resolvió la maldad versus el amor al recibir a Jesucristo. Y el amor sobrepasó todas las épocas.

Los que le rechazaron, no pudieron tener su pacto. Entonces, Abraham y Sara, realizaron el pacto de moverse de una tierra a otra para hacer la voluntad de Dios. De esa forma, Abraham habló con Dios de su pariente Lot. Dios le salvó de un lugar que le traerá destrucción a Lot. Un lugar donde había malvados, posesiones corruptas y lujurias. Dios mismo dijo, que todo lo que no proviene de la fe, es pecado. Dios libra de lujurias, de codicias, de odios, de abominaciones, de idolatrías, de adulterios. La necesidad del arrepentimiento debe estar presente en cada persona. No sabemos el día y la hora en que Cristo vuelva.

Podemos intervenir por quienes sabemos que puedan recibir destrucciones del enemigo, pero sin olvidar realizar nuestros propios pactos con Dios, para demostrarle que le amamos más, que amamos a las personas por las cuales queremos la protección de Dios.

Existen lugares en que podemos ser protegidos por Dios, pero existen lugares dónde en definitiva lo que domina es el pecado. El que haya caído tiene abogado, pero las consecuencias están presentes, se testifican esos acontecimientos a través de toda la Biblia hasta nuestro tiempo . Podemos intervenir para que Dios alcance vidas de las garras del pecado, y les muestre su amor. Pero tenemos que nosotros/as haber sido liberados de eso que estamos tratando de ayudar a otras personas. Porque si no estaremos imposibilitados para realizarlo. La muerte y resurrección de Cristo, liberó del pecado a Agar, Sara, Abraham y también a Lot, por fe. Abraham y su familia recibieron grandes cumplimientos de Dios, porque fueron leales a Dios. La voluntad humana no ejecutó que Dios se arrepintiera del compromiso que tenía con Él. Dios levantó toda la casa de Abraham. La obediencia le premió en algo que no hubiera ocurrido sin tal fe y pacto. La obediencia de Jesús por ti, puede editar tu vida hasta la eternidad si tú le crees en verdad a sus compromisos y promesas contigo.

De esa forma se rompen los pactos de el enemigo del pecado hacia ti. Amar a Dios con respeto y amar la autoridad que sí tiene para liberarte. Dios puede liberarte de las garras de todo lo que es pecado. El enemigo de las almas, no pudo derrotar la voluntad del Padre Celestial en ninguno. Tampoco puede derrotar su voluntad, y su ejecución en ti. La voluntad de la humanidad o las circunstancias no podrán derrotar más tu corazón y tu vida, cuando le amas más que todo lo que te suceda.

Un corazón que está en matrimonio de pacto con Dios, y es libre de maldades. Lo indigno diría: Aunque le falle Dios me ama.

Esa expresión es verdad pero no te hace nuevo/a.

Pero el amor verdadero a Dios sería:Voy hacer cada día de mi vida leal, aunque no sepa lo que vendrá y seré nuevo/a.

¿Cuál de estos dos corazones permanecen? Pide mejor todos los días un corazón distinto como el de Cristo. El hará permanecer.

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Patricia González Quiñones

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