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El Dios Que Me AyudaMuestra

El Dios Que Me Ayuda

DÍA 4 DE 5

Dios es nuestro Ayudador

Si de algo podemos estar seguros es que todos, en alguna u otra forma necesitamos ayuda. No importa en qué etapa de la vida estemos siempre tendremos la necesidad de que alguien actúe a nuestro favor.

No obstante, hay momentos en los que nadie puede ofrecernos la ayuda que necesitamos. Esto es así porque hay asuntos que trascienden nuestra esfera humana. Es entonces cuando elevamos nuestra mirada al cielo y suplicamos por la ayuda divina.

En el libro de los Salmos del rey David, el dulce cantor de Israel, encontramos expresiones que evidencian lo bendecido que se sabía de ser ayudado por Dios. Tomemos por ejemplo sus palabras en el salmo 27:9: “No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación”.

David vivió muchos momentos en los que necesitó el brazo fuerte y poderoso de Dios. Sabía que podía confiar en su cuidado y con fe clamaba para que Dios le socorriera. Sin duda, tendría muchos servidores, gente que estaba dispuesta a dar la vida por su rey.

Pero David sabía que más allá de la ayuda humana, tenía en el cielo su Ayudador. Acudía al Señor en oración, dependía de la fortaleza divina y de su cuidado en cada área de su vida. No se amparaba en su título o en todo lo que tuviera a sus pies, la corona que llevaba en su cabeza no le hizo vivir como un prepotente que piensa que no necesita a Dios. Él podía decir con toda certeza: “He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor está con los que sostienen mi vida” (Sal. 54:4).

Y esa bendición de ser ayudados y cuidados por Dios, es también la de todos los que hemos sido redimidos por la sangre de Cristo. Por eso somos bienaventurados, porque no estamos solos, porque aun cuando la ayuda que necesitamos no la veamos llegar por ningún sitio, podemos hablar a nuestro Padre. Es Él quien nos dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Is. 41:10).

Sea que nuestra necesidad requiera una intervención sobrenatural o que Dios quiera ayudarnos usando a alguna persona, lo cierto es que esa ayuda nunca nos faltará. Qué triste que haya personas que no incluyan a Dios en ninguno de sus pensamientos. Su altivez y su arrogancia son tales que viven descansando en sí mismos y en su llamada autosuficiencia.

Mientras más conscientes estemos de que necesitamos la ayuda divina más nos acercaremos a Dios. Gloria al Señor que podemos descansar en su bondad para con nosotros y en su poder infinito. Saber que nuestro Padre eterno nos ayuda de día y de noche, en todo momento que le necesitemos, es una inmensa bendición.

“Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay” (Sal. 146:5-6).

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Acerca de este Plan

El Dios Que Me Ayuda

La ayuda es esa acción que recibimos a favor nuestro tan necesaria en todas las áreas de nuestras vidas. ¿Quién puede decir que no la necesita? ¿Quién es lo suficientemente independiente que puede pasar por la vida sin una mano amiga? Pero, aún más importante, ¿qué podemos hacer cuando pareciera que nadie puede ayudarnos? En este plan podremos hallar respuesta a esas preguntas, dejando que la Biblia nos conteste.

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/GrettchenStage