Abraza Tus PromesasMuestra
¿Has escuchado la frase “aplanadoras de esperanza”?
"Aplanadoras de esperanza" es una frase que uso para referirme a todas aquellas cosas, circunstancias y, aún, personas, que llegan o se acercan a mi vida para hacerme ver, creer y actuar como si las promesas que Dios me ha dado no fueran para mí, o como si yo me hubiera conectado a la frecuencia radial equivocada y escuché mal, o no entendí bien la promesa que Dios me dio.
El problema no es que esas aplanadoras de esperanza lleguen a nosotros mientras esperamos por el cumplimiento de una promesa, sino que les permitamos desanimarnos y comencemos a actuar como si Dios no fuera a cumplir lo que nos prometió.
¿Han llegado a tu vida aplanadoras de esperanza?
Si leíste el devocional del día de ayer, supiste que, en un momento de mi vida, Dios me dio la hermosa promesa de que sería mamá y, un día, esta se cumplió. Sin embargo, pasaron muchos años, circunstancias y palabras antes de ver su cumplimiento, lo cual me llevó incluso a pensar que yo había escuchado mal a Dios o que quizás nunca me había dado esa promesa.
Por ejemplo, durante los años de espera, comencé a experimentar dolores muy fuertes en mis ovarios. Esto me llevó a consultar al ginecólogo quien, luego de varios exámenes, me dijo que tenía endometriosis grado 4, o severa, y que mi útero estaba dividido en dos. Me comentó que ambas anomalías combinadas incrementan la probabilidad de esterilidad y, en el caso de que quedara embarazada, el riesgo de aborto espontáneo era muy alto. Estos diagnósticos llegaron como una aplanadora de mi esperanza para decirme que, físicamente, no estaba apta para ser mamá y, si a eso le agregaba la esterilidad de mi esposo, hacía que toda esperanza estuviera perdida.
Sin embargo, fue una aplanadora de esperanza vestida de palabras la que me llevó a un tiempo de postración y que por poco renunciara a mi promesa. Una persona a quien amaba mucho y cuyas palabras tenían mucha influencia sobre mí me dijo: "Sandra, creo que no has quedado embarazada y no vas a tener hijos porque tú no fuiste creada para ser mamá". Me acuerdo que me lanzó un dardo directo al corazón que me hizo sentir que otras mujeres habían sido diseñadas con ese llamado y yo no.
Y tú, ¿has recibido dardos directo al corazón que han tratado de aplastar tu esperanza? ¿Los puedes identificar?
Me entristecí, lloré mucho y me postré emocionalmente como nunca imaginé, pues si esa persona pensaba eso, ¿qué esperanza había para mí? Sin embargo, cuando volví mis ojos a Dios y Su palabra, recordé que la desesperanza no viene de Dios, pues Él, como lo dice la Biblia en Romanos 15:13: “Es fuente de esperanza” quien nos llena de alegría y paz porque confiamos en Él. Cuando decidí voltear mi mirada a Jesús y centrarme en Él, no en las circunstancias o las palabras que había recibido de otros, recibí en mi corazón la esperanza segura que necesitaba; no en mis fuerzas, sino por el poder del Espíritu Santo.
Ese día entendí que hay dardos o aplanadoras de esperanza que van a llegar para destruir nuestra esperanza, pero durante esos momentos más que nunca, tenemos que mantenernos firmes a través del poder del Espíritu Santo, pues si decidimos hacerles frente en nuestras fuerzas, podemos desfallecer.
Mientras esperas el cumplimiento de una promesa, es muy importante que te conectes con la frecuencia adecuada, que pongas el dial en el lugar correcto. Es decir, debes tomar tiempo para hablar diariamente con Dios, el dador de tus promesas, y sintonizarte con Su perspectiva sobre lo que estás viviendo, mientras esperas Su cumplimiento. Permite que el poder del Espíritu Santo te levante cuando te sientas desfallecer. Solo así, podrás mantenerte firme cuando lleguen eventos que quieran aplastar tu esperanza, en vez de que estos lideren tu vida y te lleven a abandonar tu promesa.
No sé cuáles cosas están pasando o qué mensajes estás recibiendo que te están haciendo creer, ver y aún actuar como si la promesa que Dios te dio no se va a cumplir.
Oración:
Dios, te entrego las circunstancias y palabras que me han hecho creer, ver y actuar como si lo que me prometiste no va a cumplirse. Fijo mis ojos en ti, Jesús, de quien proviene la ESPERANZA, PAZ Y ALEGRÍA para mi vida, y dependeré de la fuerza del poder del Espíritu Santo, no de mis fuerzas; solo así tendré una esperanza segura, a pesar de lo que esté viendo con mis ojos naturales. Amén.
Escritura
Acerca de este Plan
Esta serie está enfocada en animarte a reavivar las promesas que Dios te ha entregado y, en el proceso, crecer en tu confianza y dependencia en Él. Te permitirá recordar las promesas, reflexionar sobre los aprendizajes que has tenido en el proceso mientras esperas o avanzas al cumplimiento de estas; pero, sobre todo, fortalecer tu fe, y crecer en dependencia de Dios, para esperar su cumplimiento.
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Nos gustaría agradecer a Editorial Unilit por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.editorialunilit.com/