A Europa

Ser bautizado con el Espíritu Santo (Hechos 1:5) es ser empoderado para dar testimonio y estar sujeto a la dirección del Espíritu. El Apóstol Pablo descubrió esta realidad durante su segundo viaje misionero, cuando el Espíritu frustró continuamente sus planes. Se vio impedido de expandir su ministerio en Asia Menor y luego fue redirigido a Macedonia a través de una visión nocturna. La sumisión de Pablo a la dirección del Espíritu produjo la primera congregación cristiana de Europa. Esta dependencia del Espíritu para la dirección y los tiempos demuestra la importancia crucial de la asociación con el Espíritu al llevar la iglesia mundial el evangelio hasta los confines de la tierra.

Lea Hechos 16:6-10 y luego considere:

1. ¿Cómo podrían haber experimentado Pablo y su equipo que el Espíritu les prohibiera predicar en Asia Menor occidental? ¿Alguna vez se ha visto impedido de ministrar en una situación o lugar que parecía lógico? ¿Cómo respondió usted?
2. En respuesta a la visión de Pablo, su equipo emprendió inmediatamente un viaje de 200 km por mar y tierra hasta la ciudad de Filipos. ¿Hasta qué punto usted espera recibir instrucciones específicas del Espíritu Santo en situaciones de ministerio? ¿Qué tendría que cambiar en usted o en su equipo para que esto ocurriera más a menudo?
3. Lidia era de la ciudad asiática de Tiatira, pero el Espíritu hizo que Pablo se encontrara con ella en la ciudad europea de Filipos. ¿Por qué el Espíritu Santo dispuso que se encontraran en Filipos y no en Tiatira? ¿Cómo fue esto beneficioso para la difusión del Evangelio?
4. ¿De qué manera esta historia de la entrada del Evangelio en Europa puede influir en el enfoque actual de la Iglesia sobre la misión mundial?