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Cuidando a las familias

DÍA 3 DE 4

Confiar en el Señor significa también en cierto sentido, ser intrépido, porque si realmente creemos en Jesús para Su salvación y liberación, rogaremos por nuestros familiarees como hizo el noble: “Por favor, Jesús, ven ahora. Actúa a favor nuestro, antes que nuestros seres amados se pierdan para siempre". No sé, hay veces que creo que solo una oración agresiva y ferviente puede combatir los dardos destructivos que lanza Satanás para arruinar nuestras familias.

La Biblia registra que Israel fue intrépido; en ocaciones era de marchar, orar, adorar y lanzar gritos de guerra. En oportunidades, con solo escuchar los gritos de guerra sus enemigos salieron despavoridos. Al traer este principio o esta idea a nuestro presente, en ocaciones pienso que tenemos que ser sacudidos de nuestras propias preocupaciones y ponernos serios con la oración, casi batallando en oración por el alma de quienes nos interesan.

Claro, sabemos que Dios es soberano y Él hace como quiere, con quien quiera y de la forma que Él quiera, pero guerreros de oración, sin duda Dios no rechaza. Porque somos como los vigias o atalayas. Cuando Cristo estaba en las costas de Tiro y Sidón, nos dice las Escrituras que “…Una mujer cananea que había salido…clamaba diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio" (Mateo 15:22).

¡Tremendo! Satanás se había mudado en el hogar de esta mujer y tomó posesión de su hija. La palabra para "gravemente" aquí viene de la raíz que significa depravada. En resumen, la muchacha era vil, mala, manejada por Satanás. Ahora bien, esta no era una mala madre. Aunque ella era gentil, ella creía. Ella se acerca a Jesús y le dice... presta atención: “Señor, Hijo de David". ¿Hijo del linaje de quién? Del guerrero de Israel, del rey que libró las batallas de Su pueblo. En otras palabras, ella está diciendo: “Tú eres el Salvador, el Mesías de Dios". Esta mujer creía en Jesús, pero a lo mejor su hija no; de hecho no creía, porque Satanás no puede poseer a un creyente.

La mujer con la hija enferma persistió en buscar a Jesús. Finalmente, los discípulos le rogaron al maestro: “Señor, despídela, salgamos de ella. No deja de molestarnos". Fíjate en cómo responde Jesús a las plegarias de la mujer: “Pero Jesús no le respondió palabra” (Mateo 15:23). Evidentemente, Cristo ignoró toda la situación. ¿Por qué haría esto? Sabemos que nuestro Señor nunca ha vuelto oídos sordos al clamor de cualquier buscador sincero. El hecho es que Jesús sabía que la historia de esta mujer le sería contada a cada generación futura. Y Él quiso revelar una verdad a todo aquel que la leyera. Así, que Él probó la tenacidad de la fe de esta mujer. Cuando finalmente le hablo, Él dijo: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt. 15:24).

Cristo estaba diciendo, en resumen: “Yo vine para salvación de los judíos. ¿Por qué he de malgastar mi evangelio en una gentil?”. Ahora, esta declaración hubiera alejado a muchos de nosotros. Pero no a una mujer que estaba determinada a guerrear por la salvación de su hija, por tanto, no se rindió. ¡Aleluya!, como diría un pastor conocido.

Para esta mujer, la condición de su hija era un asunto de vida o muerte. Y ella no le iba a dar descanso a Jesús hasta que le diera lo que ella necesitaba. Te pregunto: ¿Cuántas veces te das por vencido en la oración? ¿Cuántas veces te has cansado y razonaste: “He buscado al Señor. He orado y pedido”. No obtuve resultados”?. Bueno, ¿era un asunto de vida o muerte para ti? ¿Realmente buscaste al Señor con todo tu corazón, alma, mente y fuerza, sabiendo que no había otro recurso? Considera cómo respondió esta mujer. Ella no respondió con una queja, o un dedo acusador, diciendo: “¿Por qué me lo niegas, Jesús?”. No, la Escritura dice lo contrario: “Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!” (Mt. 15:25).

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Cuidando a las familias

¿Hacia dónde dirige el diablo su ira? Él está apuntando a familias tanto salvas como inconversas, por todo el mundo. Él está rugiendo como un león voraz y echándose sobre los hogares para destruirlos. Él está decidido a destruir matrimonios, distanciar a los hijos, poniendo a familiares uno contra otro. Y su meta es sencilla: él quiere traer ruina y destrucción a cada hogar que pueda.

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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://conectar.conociendoadios.net/