Manos en La BibliaMuestra

Manos que sufren

Las manos perforadas de Jesús son uno de los símbolos más profundos de Su amor y sacrificio. En Isaías 53:5, el profeta describe el sufrimiento del Mesías como una expresión de Su sustitución por nosotros. Él fue herido por nuestras transgresiones y molido por nuestras iniquidades. El castigo que nos trajo paz estaba sobre Él, y por Sus heridas fuimos sanados. Las manos perforadas de Jesús son un recordatorio eterno del precio que Él pagó para reconciliarnos con Dios.

En el Evangelio de Juan, encontramos el relato de Tomás, que no estaba presente cuando Jesús apareció a los otros discípulos después de la resurrección. Tomás dijo que no creería hasta ver las marcas de los clavos en las manos de Jesús y tocar Sus heridas. Cuando Jesús apareció nuevamente, invitó a Tomás a ver y tocar Sus manos perforadas. La respuesta de Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!", es una declaración de fe que reconoce a Jesús como el Señor resucitado. Jesús respondió: "Porque me has visto, has creído; bienaventurados los que no vieron y creyeron".

Las manos perforadas de Jesús nos recuerdan Su sacrificio y también nos desafían a tener fe. La fe de Tomás fue fortalecida al ver y tocar las heridas de Jesús, pero Jesús nos llama a creer sin ver. Las manos perforadas de Jesús no son solo una prueba de Su sufrimiento, sino también un símbolo de Su victoria sobre la muerte y Su capacidad de traer sanidad y redención para todos nosotros.

Desafío:

Reflexiona sobre el significado de las manos perforadas de Jesús en tu vida. Piensa en cómo puedes vivir de manera que honre Su sacrificio y demuestre Su amor a los demás. Dedica un tiempo para meditar en las cicatrices de Jesús y lo que representan para ti. Además, fortalece tu fe recordando las palabras de Jesús: "Bienaventurados los que no vieron y creyeron".

Oración:

Señor Jesús, gracias por Tu inmenso sacrificio y por el amor demostrado en Tus manos perforadas. Ayúdame a recordar diariamente Tu sufrimiento por mí y a vivir una vida que refleje Tu amor y Tu gracia. Fortalece mi fe, para que pueda creer sin ver y confiar en Tu victoria sobre la muerte. Que mis manos sean usadas para servir, bendecir y traer sanidad, siguiendo Tu ejemplo de sacrificio y compasión. Amén.

En este devocional, somos recordados de la profundidad del amor de Jesús y del precio que Él pagó por nuestra redención. Las manos perforadas de Jesús son un símbolo eterno de Su amor y sacrificio, invitándonos a confiar en Él y a vivir vidas de servicio y dedicación al prójimo. Que siempre podamos mirar las cicatrices de Jesús como un recordatorio del poder redentor de Su muerte y resurrección.