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 <div class="book bk2KI">
 <div class="chapter ch11" data-usfm="2KI.11">
 <div class="label">11</div><div class="ms2">Historia de Jo&#225;s (11&#8211;12)</div><div class="s1">Entronizaci&#243;n de Jo&#225;s</div><div class="r">(2 Cr 22,10-12; 23,1-12)</div><div class="p"> 1Cuando Atal&#237;a, la madre de Ocoz&#237;as, supo que su hijo hab&#237;a muerto, se puso a eliminar a toda la familia real. 2Pero Joseb&#225;, hija del rey Jor&#225;n y hermana de Ocoz&#237;as, apart&#243; a Jo&#225;s, hijo de Ocoz&#237;as, de sus hermanos que iban a ser asesinados y lo escondi&#243; con su nodriza en el dormitorio, ocult&#225;ndolo de Atal&#237;a y salv&#225;ndolo de la muerte. 3Jo&#225;s estuvo escondido con su nodriza en el Templo durante seis a&#241;os, mientras Atal&#237;a reinaba en el pa&#237;s. 4El s&#233;ptimo a&#241;o Joyad&#225; mand&#243; llamar a los centuriones de los carios y de la guardia real, los llev&#243; consigo al Templo del Se&#241;or, sell&#243; all&#237; con ellos un pacto bajo juramento y les mostr&#243; al pr&#237;ncipe. 5Luego les orden&#243; lo siguiente:</div><div class="p">&#8212;Esto es lo que har&#233;is: el tercio que entra de servicio el s&#225;bado y hace la guardia en palacio, 6junto con el tercio de la puerta de Sur y el tercio de la puerta trasera de la guardia har&#233;is la guardia en el Templo por turnos. 7Y las otras dos secciones, con todos los que salen de servicio el s&#225;bado, har&#233;is la guardia en el Templo junto al rey. 8Rodear&#233;is completamente al rey con las armas en la mano y si alguien intenta forzar las filas, lo mat&#225;is. Ten&#233;is que acompa&#241;ar al rey a todas partes.</div><div class="p"> 9Los centuriones hicieron todo lo que el sacerdote Joyad&#225; les hab&#237;a ordenado: cada uno con sus hombres, tanto los que entraban de servicio el s&#225;bado, como los que sal&#237;an, se presentaron al sacerdote Joyad&#225;. 10El sacerdote entreg&#243; a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David que se guardaban en el Templo del Se&#241;or.#2 Sm 8,7. 11Los guardias, empu&#241;ando sus armas, tomaron posiciones desde el ala derecha del Templo hasta el ala izquierda, entre el altar y el Templo, alrededor del rey. 12Entonces Joyad&#225; sac&#243; al hijo del rey, le entreg&#243; la corona y el testimonio, lo ungi&#243; y lo proclam&#243; rey; finalmente aplaudieron, aclam&#225;ndolo:</div><div class="p">&#8212;&#161;Viva el rey!</div><div class="p"> 13Al o&#237;r Atal&#237;a el griter&#237;o de los guardias y del pueblo, se acerc&#243; a la gente que estaba en el Templo del Se&#241;or. 14Cuando vio al rey de pie sobre el estrado, seg&#250;n la costumbre, a los oficiales y a los que tocaban las trompetas junto al rey, y a todo el pueblo de fiesta, mientras sonaban las trompetas, se rasg&#243; las vestiduras y grit&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Traici&#243;n! &#161;Traici&#243;n! #1 Re 1,34; 2,30-31.</div><div class="p"> 15El sacerdote Joyad&#225; orden&#243; a los centuriones que estaban al mando del ej&#233;rcito:</div><div class="p">&#8212;Sacadla de las filas y pasad a cuchillo al que la siga.</div><div class="p">Como el sacerdote hab&#237;a ordenado que no la matasen en el Templo, 16le echaron mano cuando entraba en el palacio por la puerta de las caballer&#237;as y la mataron all&#237;.</div><div class="p"> 17Joyad&#225; sell&#243; el pacto entre el Se&#241;or por una parte, y el rey y el pueblo por otra, comprometi&#233;ndose a ser el pueblo del Se&#241;or; y (un pacto) entre el rey y el pueblo. 18Entonces toda la gente se dirigi&#243; al templo de Baal y lo destruyeron, hicieron trizas sus altares e im&#225;genes y degollaron ante los altares a Mat&#225;n, el sacerdote de Baal. Luego el sacerdote Joyad&#225; puso guardia en el Templo del Se&#241;or; #ver 10,25-28. 19tom&#243; consigo a los centuriones, a los carios, a la guardia real y a toda la gente, bajaron al rey desde el Templo, lo llevaron hasta el palacio real por la puerta de la guardia, y el rey se sent&#243; en el trono real. 20Todo el pueblo hizo fiesta y la ciudad qued&#243; tranquila. En cuanto a Atal&#237;a, hab&#237;a muerto a filo de espada en el palacio real.</div>
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 <div class="book bk2KI">
 <div class="chapter ch12" data-usfm="2KI.12">
 <div class="label">12</div><div class="s1">Reinado de Jo&#225;s (835-796)</div><div class="r">(2 Cr 24,1-2.6.8.12.25.27b)</div><div class="p"> 1Jo&#225;s comenz&#243; a reinar a los siete a&#241;os, 2en el s&#233;ptimo a&#241;o de Jeh&#250;, y rein&#243; en Jerusal&#233;n durante cuarenta a&#241;os. Su madre se llamaba Sibi&#225; y era de Berseba. 3Jo&#225;s actu&#243; correctamente ante el Se&#241;or durante toda su vida, pues lo hab&#237;a educado el sacerdote Joyad&#225;. 4Sin embargo, no desaparecieron los santuarios locales de los montes y el pueblo sigui&#243; ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos. 5Jo&#225;s dijo a los sacerdotes:</div><div class="p">&#8212;Todo el dinero consagrado que entre en el Templo del Se&#241;or, tanto el dinero de las tasas, como el del rescate de las personas, todo el dinero de los donativos voluntarios que llega al Templo #ver Ex 30,12-16. 6lo recoger&#225;n los sacerdotes, cada uno su parte, y ellos se encargar&#225;n de reparar los desperfectos que encuentren en el Templo.</div><div class="p"> 7Pero el a&#241;o vig&#233;simo tercero del reinado de Jo&#225;s los sacerdotes a&#250;n no hab&#237;an reparado los desperfectos del Templo. 8Entonces el rey Jo&#225;s convoc&#243; a Joyad&#225; y a los dem&#225;s sacerdotes y les dijo:</div><div class="p">&#8212;&#191;Por qu&#233; no hab&#233;is reparado a&#250;n los desperfectos del Templo? A partir de ahora no os quedar&#233;is con el dinero de vuestros donantes, sino que lo entregar&#233;is para los desperfectos del Templo.</div><div class="p"> 9Los sacerdotes accedieron a no recibir dinero del pueblo y a no reparar los desperfectos del Templo. 10El sacerdote Joyad&#225; prepar&#243; un cofre, le hizo un agujero en la tapa y lo coloc&#243; junto al altar, seg&#250;n se entra al Templo, a la derecha. Los sacerdotes encargados de la entrada echaban all&#237; todo el dinero que se llevaba al Templo. 11Cuando ve&#237;an que el dinero llenaba el cofre, sub&#237;a el secretario real con el sumo sacerdote, lo vaciaban y contaban el dinero que hab&#237;a en el Templo. 12Luego entregaban el dinero ya contado a los maestros de obras encargados del Templo del Se&#241;or y estos lo empleaban para pagar a los carpinteros y a los constructores que trabajaban en el Templo, 13as&#237; como a los alba&#241;iles y canteros, y para comprar madera y piedras talladas a fin de reparar los desperfectos del Templo y para todos los gastos de las reparaciones. 14En cambio, con el dinero que se llevaba al Templo no se hicieron copas de plata, ni cuchillos, aspersorios, trompetas, ni objeto alguno de plata y oro. 15El dinero se entregaba a los maestros de obras y con &#233;l reparaban el Templo del Se&#241;or. 16Sin embargo, no se ped&#237;an cuentas a quienes se entregaba el dinero para pagar a los maestros de obras, porque actuaban con honradez.#22,7. 17El dinero de los sacrificios penitenciales y el dinero por los pecados no iba a parar al Templo, pues era para los sacerdotes.</div><div class="p"> 18Por aquella &#233;poca Jazael, el rey de Siria, subi&#243; a atacar Gat y la conquist&#243;. Despu&#233;s se volvi&#243; para atacar a Jerusal&#233;n.#10,32-33; 12,13. 19Entonces Jo&#225;s, el rey de Jud&#225;, tom&#243; todas las ofrendas votivas que hab&#237;an consagrado Josafat, Jor&#225;n y Ocoz&#237;as, los reyes de Jud&#225; antepasados suyos, junto a sus propias ofrendas, y todo el oro que encontr&#243; en los tesoros del Templo y del palacio real; se lo envi&#243; todo a Jazael, el rey de Siria, que se retir&#243; de Jerusal&#233;n.#ver 16,8; 18,15 y 1 Re 15,18-19.</div><div class="p"> 20El resto de la historia de Jo&#225;s y todo cuanto hizo est&#225; escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Jud&#225;. 21Sus propios s&#250;bditos tramaron una conspiraci&#243;n contra &#233;l y lo mataron en la casa del Terrapl&#233;n, en la bajada a Sil&#225;. 22Los que lo mataron fueron sus s&#250;bditos Jozabad, hijo de Simat, y Jeozabad, hijo de Somer. Luego lo enterraron con sus antepasados en la ciudad de David, y su hijo Amas&#237;as le sucedi&#243; como rey.</div>
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 <div class="book bkDAN">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="DAN.3">
 <div class="label">3</div><div class="s1">El rey erige una estatua y ordena adorarla</div><div class="p"> 1El rey Nabucodonosor mand&#243; hacer una estatua de oro, de treinta metros de alto por tres de ancho. Hizo que la colocaran en la llanura de Dura, provincia de Babilonia.#Ap 13,14-15. 2El rey Nabucodonosor convoc&#243; a los s&#225;trapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas y jueces, as&#237; como a los que tuviesen alguna autoridad en la provincia, para que asistieran a la dedicaci&#243;n de la estatua que &#233;l hab&#237;a mandado erigir. 3Y as&#237; fue. Se reunieron los s&#225;trapas, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, juristas y jueces, as&#237; como los que ten&#237;an alguna autoridad en la provincia, para presenciar la dedicaci&#243;n de la estatua que el rey Nabucodonosor hab&#237;a mandado erigir. Todos formaron ante la estatua erigida por el rey Nabucodonosor. 4El heraldo proclam&#243; con todas sus fuerzas:</div><div class="p">&#8212;A la gente de todos los pueblos, naciones y lenguas, se os hace saber que,#6,26; Ap 5,9; 13,7. 5en cuanto oig&#225;is el sonido de los cuernos, flautas, c&#237;taras, liras, arpas, zampo&#241;as y dem&#225;s instrumentos musicales, deber&#233;is postraros para adorar la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor. 6Los que no se postren para adorarla ser&#225;n inmediatamente arrojados al horno ardiente.</div><div class="p"> 7As&#237; que, en cuanto se oy&#243; el sonido de los cuernos, flautas, c&#237;taras, liras, arpas, zampo&#241;as y dem&#225;s instrumentos musicales, la gente congregada de todos los pueblos, naciones y lenguas se postr&#243; para adorar la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor.</div><div class="s1">Los hebreos son denunciados y condenados</div><div class="p"> 8Entonces algunos caldeos acusaron a los jud&#237;os 9ante el rey Nabucodonosor dici&#233;ndole:</div><div class="p">&#8212;&#161;Larga vida al rey! 10Majestad, t&#250; has decretado que todos los presentes, al o&#237;r el sonido de los cuernos, flautas, c&#237;taras, liras, arpas, zampo&#241;as y dem&#225;s instrumentos musicales, deben postrarse para adorar la estatua de oro. 11Tambi&#233;n has decidido que quien no lo haga ser&#225; arrojado al horno ardiente. 12Pues bien, hay unos jud&#237;os, en concreto Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;, a quienes confiaste la administraci&#243;n de la provincia de Babilonia, que han deso&#237;do tu orden. Majestad, esos hombres no dan culto a tu dios ni adoran la estatua de oro erigida por ti.#2,49.</div><div class="p"> 13Entonces Nabucodonosor, irritado sobremanera, hizo venir a Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;. En cuanto los trajeron ante el rey, 14Nabucodonosor les dijo:</div><div class="p">&#8212;&#191;Es verdad, Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;, que no dais culto a mis dioses ni ador&#225;is la estatua de oro erigida por m&#237;? 15&#191;Est&#225;is ahora dispuestos, en cuanto oig&#225;is el sonido de los cuernos, flautas, c&#237;taras, liras, arpas, zampo&#241;as y dem&#225;s instrumentos musicales, a postraros para adorar la estatua que he mandado erigir? Lo digo porque, si no la ador&#225;is, ser&#233;is arrojados al instante al horno ardiente. Y entonces, &#191;qu&#233; dios ser&#225; capaz de libraros de mis manos?</div><div class="p"> 16Sadrac, Mesac y Abedneg&#243; respondieron al rey Nabucodonosor:</div><div class="p">&#8212;De ese asunto no tenemos nada que responder. 17Si el Dios a quien adoramos puede librarnos del horno ardiente y de tu mano, seguro que nos librar&#225;, majestad.#Sal 37,39-40. 18Pero, aunque no lo hiciera, puedes estar seguro, majestad, que no daremos culto a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has erigido.</div><div class="p"> 19Entonces Nabucodonosor, henchido de c&#243;lera y con el rostro demudado por la respuesta de Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;, orden&#243; que encendiesen el horno siete veces m&#225;s fuerte que de costumbre, 20que los soldados m&#225;s fornidos maniatasen a Sadrac, Mesac y Abedneg&#243; y que los arrojasen en el horno ardiente. 21Estos tres hombres, una vez maniatados, fueron arrojados en medio del horno ardiente con la ropa que llevaban puesta: t&#250;nicas, turbantes, mantos y dem&#225;s vestimenta. 22Como la orden del rey hab&#237;a sido tan apremiante y el horno estaba al rojo vivo, las llamaradas abrasaron a los hombres que hab&#237;an llevado a Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;, 23mientras los tres j&#243;venes, Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;, ca&#237;an maniatados en medio del horno.</div><div class="s1">Nabucodonosor reconoce el milagro</div><div class="p"> 24Entonces el rey Nabucodonosor se qued&#243; pasmado, se levant&#243; de golpe y pregunt&#243; a sus consejeros:</div><div class="p">&#8212;&#191;No hemos arrojado a las llamas a tres hombres maniatados?</div><div class="p">Le respondieron:</div><div class="p">&#8212;Cierto, majestad.</div><div class="p"> 25El rey insisti&#243;:</div><div class="p">&#8212;Pues yo estoy viendo cuatro hombres que pasean desatados en medio del fuego, sin quemarse. &#161;Y el cuarto tiene todo el aspecto de un hijo de los dioses!</div><div class="p"> 26Entonces Nabucodonosor se arrim&#243; m&#225;s a la boca del horno ardiente y grit&#243;:</div><div class="p">&#8212;Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;, siervos del Dios Alt&#237;simo, salid y venid.</div><div class="p">Sadrac, Mesac y Abedneg&#243; salieron de en medio del fuego.</div><div class="p"> 27Los s&#225;trapas, prefectos, gobernadores y consejeros del rey se acercaron a examinar a aquellos hombres: las llamas no hab&#237;an tocado sus cuerpos ni les hab&#237;an chamuscado los cabellos; segu&#237;an con las t&#250;nicas intactas y ni siquiera ol&#237;an a quemado.</div><div class="p"> 28Nabucodonosor exclam&#243;:</div><div class="p">&#8212;Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;, que ha enviado a su &#225;ngel para liberar a sus siervos. Ellos, confiando en &#233;l, desobedecieron la orden del rey y expusieron sus cuerpos a la muerte antes que dar culto y adorar a otro dios fuera del suyo.#Gn 24,7; Ex 33,2; Nm 20,16. 29Ordeno, pues, que toda persona, del pueblo, naci&#243;n o lengua que sea, que hable mal del Dios de Sadrac, Mesac y Abedneg&#243;, sea cortado en pedazos y su casa convertida en vertedero, pues no existe otro dios capaz de salvar como este.#2,5; Esd 6,11.</div><div class="p"> 30Despu&#233;s el rey encomend&#243; cargos de gobierno a Sadrac, Mesac y Abedneg&#243; en la provincia de Babilonia.#3,30: Seg&#250;n la Biblia hebrea Daniel cap. 3 incluye los vv. 31-33 que en otras traducciones, que siguen la divisi&#243;n de la Vulgata, est&#225;n incluidos en el cap. 4 como vv. 1-3.</div><div class="s1">El sue&#241;o del &#225;rbol</div><div class="p"> 31El rey Nabucodonosor, a la gente de todos los pueblos, naciones y lenguas de toda la tierra: &#161;Que vuestra paz aumente d&#237;a a d&#237;a!#6,26. 32Me complace haceros part&#237;cipes de las se&#241;ales y prodigios que el Dios Alt&#237;simo ha tenido a bien hacer conmigo.#ver Ex 7,3; Dt 4,34.</div><div class="b"></div><div class="q"> 33&#161;Qu&#233; grandes son sus se&#241;ales,</div><div class="q">qu&#233; poderosos sus prodigios!</div><div class="q">&#161;Su reino es un reino eterno,</div><div class="q">su imperio no tiene fin!#2,44; 4,31; 7,14.</div><div class="b"></div>
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La Palabra (versión española)

<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkJHN">
 <div class="chapter ch9" data-usfm="JHN.9.18+JHN.9.19+JHN.9.20+JHN.9.21+JHN.9.22+JHN.9.23+JHN.9.24+JHN.9.25+JHN.9.26+JHN.9.27+JHN.9.28+JHN.9.29+JHN.9.30+JHN.9.31+JHN.9.32+JHN.9.33+JHN.9.34+JHN.9.35+JHN.9.36+JHN.9.37+JHN.9.38+JHN.9.39+JHN.9.40+JHN.9.41">
 <div class="p">18Los jud&#237;os se resist&#237;an a admitir que aquel hombre hubiera estado ciego y hubiese comenzado a ver. As&#237; que llamaron a sus padres 19y les preguntaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Es este vuestro hijo, del que dec&#237;s que naci&#243; ciego? &#191;C&#243;mo se explica que ahora vea?</div><div class="p"> 20Los padres respondieron:</div><div class="p">&#8212;Sabemos que este es nuestro hijo y que naci&#243; ciego. 21C&#243;mo es que ahora ve, no lo sabemos; tampoco sabemos qui&#233;n le ha dado la vista. Pregunt&#225;dselo a &#233;l; tiene edad suficiente para responder por s&#237; mismo.</div><div class="p"> 22Los padres contestaron as&#237; por miedo a los jud&#237;os, pues estos hab&#237;an tomado la decisi&#243;n de expulsar de la sinagoga a todos los que reconocieran que Jes&#250;s era el Mes&#237;as.#7,13; 12,42; 16,2. 23Por eso dijeron: &#171;Pregunt&#225;dselo a &#233;l, que ya tiene edad suficiente&#187;.</div><div class="p"> 24Los fariseos llamaron por segunda vez al que hab&#237;a sido ciego y le dijeron:</div><div class="p">&#8212;Nosotros sabemos que ese hombre es pecador. Recon&#243;celo t&#250; tambi&#233;n delante de Dios.</div><div class="p"> 25A lo que respondi&#243; el interpelado:</div><div class="p">&#8212;Yo no s&#233; si es pecador. Lo &#250;nico que s&#233; es que yo antes estaba ciego y ahora veo.</div><div class="p"> 26Volvieron a preguntarle:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qu&#233; fue lo que hizo contigo? &#191;C&#243;mo te dio la vista?</div><div class="p"> 27&#201;l les contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Ya os lo he dicho y no me hab&#233;is hecho caso; &#191;para qu&#233; quer&#233;is o&#237;rlo otra vez? &#191;O es que quer&#233;is tambi&#233;n vosotros haceros disc&#237;pulos suyos?</div><div class="p"> 28Los fariseos reaccionaron con insultos y le replicaron:</div><div class="p">&#8212;Disc&#237;pulo de ese hombre lo ser&#225;s t&#250;; nosotros lo somos de Mois&#233;s. 29Nosotros sabemos que a Mois&#233;s le habl&#243; Dios; en cuanto a este, ni siquiera sabemos de d&#243;nde es.</div><div class="p"> 30&#201;l contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Eso es lo verdaderamente sorprendente! Resulta que a m&#237; me ha dado la vista, y vosotros ni siquiera sab&#233;is de d&#243;nde es. 31Todo el mundo sabe que Dios no escucha a los pecadores; en cambio, escucha a todo aquel que lo honra y cumple su voluntad.#Is 1,15; Sal 34,15; 66,18; 109,7; Jb 28,8-9; 35,13; Pr 15,29. 32Jam&#225;s se ha o&#237;do decir de alguien que haya dado la vista a un ciego de nacimiento. 33Si este hombre no viniese de Dios, nada habr&#237;a podido hacer.</div><div class="p"> 34Ellos replicaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Es que pretendes darnos lecciones a nosotros, t&#250;, que de pies a cabeza naciste envuelto en pecado?</div><div class="p">Y lo expulsaron de la sinagoga.#Sal 51,5.</div><div class="s1">Ceguera espiritual de los jud&#237;os</div><div class="p"> 35Lleg&#243; a o&#237;dos de Jes&#250;s la noticia de que lo hab&#237;an expulsado de la sinagoga, y, haci&#233;ndose el encontradizo con &#233;l, le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Crees en el Hijo del hombre?</div><div class="p">Respondi&#243; el interpelado:#1,51; Mt 8,20.</div><div class="p"> 36&#8212;Dime qui&#233;n es, Se&#241;or, para que crea en &#233;l.</div><div class="p"> 37Jes&#250;s le dijo:</div><div class="p">&#8212;Lo est&#225;s viendo; es el mismo que habla contigo.#4,26.</div><div class="p"> 38El hombre dijo:</div><div class="p">&#8212;Creo, Se&#241;or.</div><div class="p">Y se postr&#243; ante &#233;l.</div><div class="p"> 39Entonces exclam&#243; Jes&#250;s:</div><div class="p">&#8212;Yo he venido a este mundo para hacer justicia: para dar vista a los ciegos y para privar de ella a los que se hacen la ilusi&#243;n de ver.#5,22.27.30.</div><div class="p"> 40Al o&#237;r esto, algunos fariseos que estaban a su lado le preguntaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Quieres decir que tambi&#233;n nosotros estamos ciegos?#Mt 15,14; 23,26.</div><div class="p"> 41Jes&#250;s respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Si aceptarais ser ciegos, no habr&#237;a pecado en vosotros; pero como presum&#237;s de ver, vuestro pecado es patente.#15,22.</div>
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<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkEPH">
 <div class="chapter ch6" data-usfm="EPH.6.10+EPH.6.11+EPH.6.12+EPH.6.13+EPH.6.14+EPH.6.15+EPH.6.16+EPH.6.17+EPH.6.18+EPH.6.19+EPH.6.20+EPH.6.21+EPH.6.22+EPH.6.23+EPH.6.24">
 <div class="p">10Solo me resta desear que os manteng&#225;is fuertes, apoyados en el poder irresistible del Se&#241;or.</div><div class="p"> 11Utilizad todas las armas que Dios os proporciona, y as&#237; har&#233;is frente con &#233;xito a las estratagemas del diablo.#Rm 13,12; 2 Co 2,7; 10,4; 1 Ts 5,8. 12Porque no estamos luchando contra enemigos de carne y hueso, sino contra las potencias invisibles que dominan en este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales del mal habitantes de un mundo supraterreno. 13Por eso es preciso que empu&#241;&#233;is las armas que Dios os proporciona, a fin de que pod&#225;is manteneros firmes en el momento cr&#237;tico y superar todas las dificultades sin ceder un palmo de terreno. 14Estad, pues, listos para el combate: ce&#241;ida con la verdad vuestra cintura, protegido vuestro pecho con la coraza de la rectitud #Is 11,5; 59,17. 15y calzados vuestros pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz.#Is 52,7 (ver Hch 10,36; Rm 10,15); Na 2,1. 16Tened siempre embrazado el escudo de la fe, para que en &#233;l se apaguen todas las flechas incendiarias del maligno. 17Como casco, usad el de la salvaci&#243;n, y como espada, la del Esp&#237;ritu, es decir, la palabra de Dios.#Is 11,4; 49,2; 59,17; Os 6,5; Ap 1,16.</div><div class="ms2">Conclusi&#243;n (6,18-24)</div><div class="s1">Orar siempre y por todos</div><div class="p"> 18Y todo esto hacedlo orando y suplicando sin cesar bajo la gu&#237;a del Esp&#237;ritu; renunciad incluso al sue&#241;o, si es preciso, y orad con insistencia por todos los creyentes.#Lc 18,1; Rm 12,12; Col 4,2; 1 Ts 5,17. 19Orad tambi&#233;n por m&#237;, para que Dios ponga en mis labios la palabra oportuna y pueda dar a conocer libre y valientemente el plan de Dios encerrado en el evangelio,#3,3; Hch 4,29; 28,31. 20del que soy ahora un embajador encadenado. Que Dios me conceda el valor de anunciarlo como debo.#3,1; 4,1; 2 Co 5,20; Flp 1,7.13; Col 4,18; Flm 9.</div><div class="s1">Despedida y bendici&#243;n final</div><div class="p"> 21Para que est&#233;is enterados de c&#243;mo van mis cosas y de lo que estoy haciendo, os informar&#225; T&#237;quico, mi querido hermano y fiel ayudante en el Se&#241;or. 22Os lo env&#237;o precisamente para que teng&#225;is noticias m&#237;as y para que al propio tiempo os levante el &#225;nimo.</div><div class="p"> 23Que Dios Padre, y Jesucristo, el Se&#241;or, concedan a los hermanos paz, amor y fe. 24Y que la gracia acompa&#241;e a cuantos aman a nuestro Se&#241;or Jesucristo con un amor indestructible.#1 Pe 1,8.</div>
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